IBIZA.- Antonio Planells Riera, propietario de
la sociedad editora del semanario Prensa Pitiusa, entregó el pasado 4 de
abril en el Ayuntamiento de Ibiza un escrito –recibido por la alcaldesa
un día después– en el que asegura que todas las facturas que presentó
en 2012 contenían un error: aunque en cada una de ellas exigía 6.392,06
euros en concepto de «anuncios» aparecidos en ese medio, en realidad esa
cantidad tendría que haberse justificado «por los trabajos realizados
en materia de comunicación».
Planells admite que el concepto de
´anuncios´ que aparece en las facturas «desvirtúa y confunde las
prestaciones realizadas» por el semanario, recoge 'Diario de Ibiza'.
¿Y cómo pudieron
facturar por anuncios cuando estos no existían? La explicación que da
Planells es rocambolesca y pasará a los anales. Planells explica en el
escrito que «tras la verificación de las facturas» hallaron «un error
conceptual de carácter involuntario».
«Esto es debido –alega el dueño de
ese medio y de TEF– a que el programa de facturación con el que
trabajamos tiene establecido un código predeterminado a la hora de
facturar que fue erróneamente reconfigurado; ello derivó en un evidente
error de tipo humano, mecánico y sistematizado en diferentes facturas
posteriores emitidas a este Ayuntamiento [de Ibiza]».
Pone como
ejemplo de su buen hacer la factura emitida en febrero, la primera,
donde «el concepto está bien reflejado de acuerdo a los servicios
prestados». En ella se piden 6.392 euros por «producción, realización y
publicación de reportajes informativos». Sin embargo, en el informe de
intervención se advierte de que esa factura, con registro de entrada el
20 de marzo de 2012 y firmada por la segunda teniente de alcalde, Lina
Sansano, fue registrada en el Consistorio «en concepto de publicidad».
Para
justificar esa factura de febrero, Prensa Pitiusa presentó como
«producción, realización y publicación de reportajes informativos», un
artículo sobre la concesión del premio Ramon Llull a la Federació de
Colles de Ball Pagès y a Aires Formenterencs, otro de autobombo de la
TEF, una entrevista a Myriam Valladolid (justo la edil de PREF que ha
dejado en minoría a la alcaldesa) y una página de breves en la que en
ningún momento se menciona al municipio de Ibiza o la información está
relacionada con esa localidad.
Las fotocopias adjuntadas el resto
del primer semestre de 2012 como justificantes para reclamar más de
6.392 euros al mes son otro alarde de que el concepto «trabajos
realizados en materia de comunicación» es un cajón de sastre: «Sin
gluten, por favor», un reportaje sobre celiacos, es uno de los artículos
que avalan la factura de mayo, en la que hay otros sobre el aniversario
de la muerte de Marià Villangómez, el certamen de la Moda Adlib
(celebrado en un hotel de Platja d´en Bossa, en el municipio de Sant
Josep), y el no va más, un reportaje a página entera sobre los sombrajos
en las playas de Formentera, quizás otro «error conceptual
involuntario» de la editora, que en este caso pide a Vila que pague por
una información sobre la pitiusa menor. Eso al margen de si una
Administración debe pagar a un medio por la simple información que
publica (la misma que publican los demás medios de la isla sin
contraprestaciones).
El semanario no se cortó tampoco a la hora de
presentar en abril los justificantes para el cobro de 6.392 euros
mensuales (siempre la misma y exacta cifra, la misma que, curiosamente,
cada mes reclama la TEF a Vila). Es más, rizó el rizo al entregar no
uno, sino tres reportajes sobre Formentera para que los pagara Vila: uno
se titulaba ´Descubriendo la prehistoria´ y trataba sobre la campaña de
excavaciones en es Cap de Barbaria; el otro recordaba los 30 años del
Club Dojo de Formentera, y el tercero contaba cómo sería la celebración
de Sant Jordi en esa isla.
Prensa Pitiusa amortiza por partida
doble cada una de esas informaciones formenterenses, pues llevan
faldones publicitarios: de una naviera y de una empresa de aire
acondicionado. En el caso del reportaje del gluten, el anuncio
correspondía a una clínica dental, y en el de la Moda Adlib, a una
empresa de reciclajes, una clínica que emite certificados médicos y una
productora audiovisual.
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