Probablemente, muchos menorquines no hayan probado jamás el aceite de
oliva virgen extra que se produce actualmente en la Isla, a pesar de que
desde 2001 una nueva hornada de productores ha vuelto a poner en liza
una actividad agraria abandonada en los años 30.
Su todavía limitada producción y la idea preconcebida de que Menorca no es tierra de olivares merman la capacidad comercial de este producto, aunque ya hay cinco 'llocs' preparados para prensar la oliva y una veintena de olivares activos con cerca de 10.000 olivos plantados.
Son sólo algunas de las cifras que recoge el exhaustivo trabajo de Adolf Sintes publicado por s'Auba, 'Trulls i Tafones, la producció d'oli a Menorca', un libro llamado a convertirse en referencia dentro del sector y que se presenta, de primeras, con una gran virtud: unir en un mismo volumen los inicios y vestigios de la producción de aceite en la Isla con la ilusión que transmiten, a día de hoy, los nuevos productores y cultivadores.
«La idea surgió cuando escuchaba a mi suegro hablar de Alcalfar, donde él había visto producir aceite con un 'trull'», explica Adolf Sintes, que ha ido recopilando toda la información a lo largo de los años. Conocedor, al dedillo, de toda la historia del aceite en Menorca, Sintes explica que, más que el clima o la tramuntana, la principal razón de la escasa producción en la Isla es el sistema de mitgeries.
«Un payés no plantaba árboles si no sabía si podría recoger sus frutos, preferían el huerto o cultivar forraje para el ganado», explica, tras asegurar que «se está demostrando que los olivos son perfectamente compatibles con el clima de la Isla». En este sentido, Sintes considera que cuando los 10.000 olivos plantados a día de hoy empiecen a producir, el aceite de oliva puede ser una buena opción (y rentable) para la diversificación de la actividad agrícola menorquina.
Su todavía limitada producción y la idea preconcebida de que Menorca no es tierra de olivares merman la capacidad comercial de este producto, aunque ya hay cinco 'llocs' preparados para prensar la oliva y una veintena de olivares activos con cerca de 10.000 olivos plantados.
Son sólo algunas de las cifras que recoge el exhaustivo trabajo de Adolf Sintes publicado por s'Auba, 'Trulls i Tafones, la producció d'oli a Menorca', un libro llamado a convertirse en referencia dentro del sector y que se presenta, de primeras, con una gran virtud: unir en un mismo volumen los inicios y vestigios de la producción de aceite en la Isla con la ilusión que transmiten, a día de hoy, los nuevos productores y cultivadores.
«La idea surgió cuando escuchaba a mi suegro hablar de Alcalfar, donde él había visto producir aceite con un 'trull'», explica Adolf Sintes, que ha ido recopilando toda la información a lo largo de los años. Conocedor, al dedillo, de toda la historia del aceite en Menorca, Sintes explica que, más que el clima o la tramuntana, la principal razón de la escasa producción en la Isla es el sistema de mitgeries.
«Un payés no plantaba árboles si no sabía si podría recoger sus frutos, preferían el huerto o cultivar forraje para el ganado», explica, tras asegurar que «se está demostrando que los olivos son perfectamente compatibles con el clima de la Isla». En este sentido, Sintes considera que cuando los 10.000 olivos plantados a día de hoy empiecen a producir, el aceite de oliva puede ser una buena opción (y rentable) para la diversificación de la actividad agrícola menorquina.
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