MADRID.- Las pérdidas en las que el Fondo de Garantía de Depósitos incurrió el
año pasado por el compromiso de asumir el 80% del deterioro de la
cartera protegida procedente de la antigua CAM no hacen sino crecer a
medida que pasan los ejercicios, según revela hoy Expansión.
Vendido efectivamente el banco CAM a
Sabadell en junio de 2012 (aunque el acuerdo se alcanzó varios meses
antes a la espera de recibir el visto bueno de las autoridades
comunitarias por contemplarse ayudas públicas), se contemplaba el
compromiso del FGD de hacer frente al 80% de las pérdidas en que se
incurriera al vender una cartera protegida de inmuebles y créditos
inmobiliarios por valor de 24.644 millones de euros una vez se hubieran
consumido las provisiones existentes en el balance de CAM por valor de
3.882 millones de euros.
Punto de inflexión
Estas provisiones
fueron suficientes para hacer frente a las pérdidas generadas durante
los ejercicios 2012, 2013 y 2014. Pero a partir de ese último año se
agotaron, lo que provocó que, con cargo a las ventas llevadas a cabo en
2015, Sabadell pidiera al FGD 825 millones de euros, que este le ingresó
el último día de febrero de 2016. El año pasado Sabadell elevó la
factura hasta acercarla a los 1.000 millones, exactamente 981 millones
de euros.
La liquidación presentada en las primeras semanas de 2018, correspondiente a lo ocurrido en 2017, ha crecido sustancialmente hasta superar de largo los 1.300 millones de euros, lo que podría sorprender al compararla con los dos ejercicios anteriores, dada la recuperación del sector inmobiliario que se ha registrado en los dos últimos años. Fuentes del banco no quisieron confirmar la cifra que han recibido, declarando que se trata de información que no es pública y, por lo tanto, declinaron hacer ningún comentario al respecto.
La liquidación presentada en las primeras semanas de 2018, correspondiente a lo ocurrido en 2017, ha crecido sustancialmente hasta superar de largo los 1.300 millones de euros, lo que podría sorprender al compararla con los dos ejercicios anteriores, dada la recuperación del sector inmobiliario que se ha registrado en los dos últimos años. Fuentes del banco no quisieron confirmar la cifra que han recibido, declarando que se trata de información que no es pública y, por lo tanto, declinaron hacer ningún comentario al respecto.
Factura al alza
Puede
haber algunas explicaciones al crecimiento anual de la factura. La
primera de ellas es que, si bien Sabadell ha vendido activos dañados por
un importe similar al de ejercicios anteriores, lo que ha ocurrido es
que el peso de los activos procedentes de CAM es relativamente mayor que
el de los que estaban en el Banco Sabadell y que no tenían la cobertura
del fondo de garantía.
Otra razón se refiere al nivel de cobertura que
Sabadell había constituido sobre los activos de CAM, inferior a los del
propio Sabadell, gracias a tener un plazo de 10 ejercicios para
venderlos con la garantía parcial del FGD. Una vez que han disminuido en
el conjunto los activos malos procedentes de Sabadell, los de la
antigua CAM salen más deprisa.
Las cifras de pérdidas esperadas de la cartera que sigue protegida por
el FGD, según los cálculos de este organismo hechos públicos en 2017 con
los datos de cierre del ejercicio de 2016, se cifraban en 7.390
millones de euros, de los que el fondo de garantía tendría que asumir
casi 6.000 millones y el resto correría a cargo de Sabadell. El tamaño
de la cartera que aún queda por vender y que sigue protegida no lo hacen
público ni el FGD ni Sabadell.
La realidad es que, en los cinco años transcurridos desde la venta de CAM a Sabadell, las pérdidas efectivas por la venta de una parte no conocida públicamente de la cartera protegida están ya muy cerca de los 8.000 millones de euros al sumar la totalidad de la provisión inicial que tenía CAM y las cantidades que han tenido que aportar el FGD y Sabadell.
La presión de las autoridades supervisoras europeas para que los bancos aceleren la venta de sus activos problemáticos en el menor tiempo posible, en torno a los próximos tres ejercicios, ha tenido como efecto concreto en Sabadell que la entidad destinara todas las plusvalías obtenidas por la venta de algunos negocios el año pasado a aumentar el nivel de provisiones y en el FGD a plantearse en qué medida podría hacer frente al pago de las pérdidas previsibles en un menor tiempo, cuestión complicada ya que la institución se nutre de las cuotas que cada año pagan los bancos y su situación financiera no es precisamente holgada.
La realidad es que, en los cinco años transcurridos desde la venta de CAM a Sabadell, las pérdidas efectivas por la venta de una parte no conocida públicamente de la cartera protegida están ya muy cerca de los 8.000 millones de euros al sumar la totalidad de la provisión inicial que tenía CAM y las cantidades que han tenido que aportar el FGD y Sabadell.
La presión de las autoridades supervisoras europeas para que los bancos aceleren la venta de sus activos problemáticos en el menor tiempo posible, en torno a los próximos tres ejercicios, ha tenido como efecto concreto en Sabadell que la entidad destinara todas las plusvalías obtenidas por la venta de algunos negocios el año pasado a aumentar el nivel de provisiones y en el FGD a plantearse en qué medida podría hacer frente al pago de las pérdidas previsibles en un menor tiempo, cuestión complicada ya que la institución se nutre de las cuotas que cada año pagan los bancos y su situación financiera no es precisamente holgada.
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