MAHÓN.- El cambio de tendencia de los grandes operadores de
cruceros, que cada vez realizan menos escalas pero con cruceros de mayor
eslora, hacen peligrar el negocio turístico de cruceristas en el puerto
de Maó, un turismo que deja en la isla 5 millones de euros cada año.
El pasado 31 de marzo llegaba a Maó el, FTI Berlín, el primer crucero de la temporada. Para este 2018 están previstas un total de 115 escalas
hasta final de noviembre, pero la previsión para el año que viene y los
siguientes pinta muy diferente. La tendencia de los grandes operadores
pasa por buques de grandes esloras, algo que pone en jaque a la rada mahonesa, que pese a sus 5 kilómetros de ensenada solo puede albergar cruceros de un máximo de 300 metros de eslora.
Maó debe pues definir su futuro e intentar crear una marca propia
que le aleje de las grandes masas y apostar por los cruceros de menor
eslora con turistas a bordo que tengan un mayor poder adquisitivo. A día
de hoy, las escalas confirmadas para el próximo año son solo 56, menos de la mitad de las que están programadas para este año.
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