BARCELONA.- La recuperación económica y las subidas de los precios inmobiliarios han disparado el interés de los españoles por cambiar de vivienda: un 37% se plantea mudarse a corto o medio plazo, para emanciparse, para pasar del alquiler a la propiedad o para buscar una vivienda mejor o más grande, según publica hoy La Vanguardia.
Sin
embargo, según un estudio sobre la demanda de vivienda
realizado por la inmobiliaria
Casaktua, lo más destacado es la vuelta de las clases medias y de
los más jóvenes a la compra de vivienda: el presupuesto de los nuevos
compradores ha bajado un 7%, hasta los 172.000 euros, en el conjunto del
estado, y aún más, un 22%, en Catalunya, donde ahora el presupuesto de
quienes buscan vivienda es de 185.000 euros, frente a los 237.000 euros
del año pasado.
“Es una buena noticia: en los últimos años los compradores han sido familias de alto poder adquisitivo,
que buscaban una vivienda de mejora, o inversores, mientras que ahora
la percepción de que la economía va mejor ha hecho llegar a nuevos
compradores, con presupuestos más bajos”, señala Chus de Miguel,
directora de inmuebles de Casaktua.
Además, destaca, “la mitad de
quienes buscan vivienda han empezado a hacerlo este año y sólo un 22%
lleva más de un año buscando”.
Casaktua destaca que frente a los años anteriores se ha
producido un giro de las preferencias de quienes buscan vivienda a favor
de la compra. “Parecía que había habido un cambio de mentalidad a favor
del alquiler, pero realmente la cultura de la compra es muy fuerte, y
ha sido impulsada por años de ayudas fiscales. Además, el parque de
pisos en alquiler es de mala calidad y los pisos buenos suelen ser
caro”, añade.
El motivo decisivo en el cambio de preferencia hacia el
alquiler, sin embargo, es que con las últimas subidas las rentas en
Madrid y Barcelona se han superado ya los precios de 2008, por lo que la
cuota de una hipoteca media es más baja que un alquiler: según
Casaktua, el alquiler medio en España es de 469 euros mensuales,
mientras que una hipoteca media es de solo 442 euros, un 6% inferior.
En
Catalunya, sin embargo, la diferencia llega al 18% a favor de la
hipoteca: cuesta de media 491 euros frente a una renta media de 581
euros. Además, el 22% de los inquilinos de Catalunya señalan que les han
subido la renta. “El 73% de los encuestados considera ahora que comprar
es mejor que alquilar”, señala de Miguel.
La entrada, sin embargo, es el gran freno en estos momentos
en el acceso a la propiedad: el 58% de quienes buscan una vivienda en
alquiler reconoce que lo hace por motivos económicos. “Las entidades
financieras están más abiertas a dar hipotecas, pero muy raramente
superan el 80% del valor de tasación, y eso con avales, con muchos
avales”, señala de Miguel.
A su juicio ahora “sólo es posible conseguir
una hipoteca por el 100% si el piso es del banco”. Sin embargo, el 44%
de quienes buscan comprar una vivienda tienen menos de 30.000 euros de
ahorro, y otro 21% entre 30.000 y 60.000 euros. “Existe una brecha entre
los ahorros acumulados y la cantidad que se necesita para dar una
entrada”, reconoce de Miguel.
En el otro extremo, sigue siendo fuerte el deseo de
los particulares de comprar vivienda como inversión (un 10% de quienes
buscan comprar lo hará por este motivo). El perfil de estos inversores
es trabajadores por cuenta ajena, de entre 45 y 54 años y con unos
ingresos familiares de entre 3.000 y 4.500 euros mensuales.
Estos
inversores, señala Casaktua, tienen entre 100.000 y 150.000 euros de
ahorro disponible y buscan viviendas de hasta 150.000 euros, para no
haber de endeudarse. Su principal propósito es alquilar la vivienda
(33%) aunque un 14% busca ponerla en alquiler turístico y otro 12%
espera reformarla y revenderla.
Tener una vivienda no requiere sólo pagar la hipoteca o el alquiler:
los gastos de suministros y similares suponen para los propietarios una
carga media de 371 euros mensuales, y algo menos (286 euros) para los
inquilinos.
Según el estudio realizado por Casaktua, los propietarios españoles
gastan al mes de media 104 euros en energía (gas y electricidad), 41 en
agua y basuras, 66 en gastos de comunidad, 72 en telecomunicaciones, 20
en el seguro del hogar, 30 en el IBI y 36 en pequeñas reparaciones y
mantenimiento.
Para los inquilinos la factura es inferior, porque en
general sus viviendas son más pequeñas y porque no tiene que pagar el
seguro ni el IBI. En grandes capitales como Barcelona estos gastos son
aún mayores: el seguro es más caro para viviendas más caras, y el IBI y
las tasas de basura son también más altas.
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