La vacuna desarrollada por Mariano Esteban y Juan García Arriaza, del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC), es un logro que, a estas alturas de la pandemia, no les permitirá llevar su preparado hasta los brazos de los españoles.
El equipo del CSIC acaba de publicar sus buenos resultados científicos, a la vez que desistía de convencer a la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) para ensayarla con personas.
Fuentes del CSIC explican: “Ello no impide que la vacuna pueda ser considerada en otros países y entornos, donde la tasa de vacunación es muy reducida y se requieren vacunas con alta estabilidad, y ser utilizada bien de forma individual o en combinación con otras vacunas”.
Los investigadores del CNB-CSIC continúan con el desarrollo de esta vacuna, a pesar de todo, “para incrementar su grado de eficacia frente a las variantes emergentes”.
En verano de 2021, cuando se paralizó el proceso de búsqueda de voluntarios para este suero del CSIC, la ministra de Ciencia, Diana Morant, aseguraba que había dedicado 21 millones de euros al desarrollo de vacunas españolas.
El laboratorio de Esteban, de 76 años, había contado con un presupuesto de más de tres millones de euros y 11 especialistas para desarrollar su fármaco en esta fase preclínica. El miércoles, Morant defendió que paralizar el ensayo clínico entra dentro de “la normalidad de la investigación”.
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