MADRID.- La subida fiscal del gasóleo
sería una buena noticia para la lucha contra el cambio climático, pero
mala para los millones de usuarios de los vehículos que usan ese
carburante. Sobre todo, para aquellos que los necesitan para trabajar,
pero no tienen acceso a las bonificaciones fiscales, razona Expansión.
Es el caso de algo más de 200.000 autónomos que trabajan gracias a sus coches o furgonetas de tracción diésel,
según las estimaciones de la Federación Nacional de Autónomos (ATA)
para este diario. Entre ellos, hay nada menos que 40.000 taxistas,
20.000 repartidores, 25.000 agentes comerciales y miles de conductores
de ambulancias, agentes de seguros, floristerías, trabajadores de la
construcción, empresas de movimientos de tierras y un largo etcétera.
La
idea que maneja el Gobierno es que se equipare gradualmente el impuesto
especial del gasoil al de la gasolina. El primero es de 30,7 céntimos
por litro; el segundo, de 40,25. Es decir, la carga impositiva aplicada
al diésel subiría hasta 9,55 céntimos, un 31%.
El precio medio del gasóleo era, ayer, de 1,233. Este tipo de
carburante está marcando su récord desde 2014. Con la reforma del
Ejecutivo, pasaría a ser de 1,328 euros, 0,2 céntimos por encima del
precio que marcaba ayer la gasolina sin plomo 95. De esta forma, llenar
un depósito de 60 litros de gasóleo pasaría de costar 74 euros a 79,7, o
sea 5,7 euros más.
Los
bonificados, en principio, seguirían siendo los agricultores y los
camioneros, pero no se puede descartar que en el futuro se articulase un
alivio a otros profesionales.
Hay
que recordar que, según los últimos datos de la DGT, en España hay 17,9
millones de vehículos con tracción diésel frente a 13,6 millones de
vehículos que usan gasolina.
En España, hay 541.751 furgonetas y camiones que consumen gasolina y
4.342.980 que usan gasóleo. Nada menos que siete veces más. Dicho de
otra forma, por cada vehículo profesional de gasolina, hay ocho con
gasoil.
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