BERLÍN.- Los alemanes,
los más viajeros de Europa y los que más gastan en sus desplazamientos,
se preparan para unas vacaciones en los balcones de sus hogares debido a
la pandemia de la Covid-19, con consecuencias catastróficas para el sector turístico de sus destinos internacionales favoritos, con España a la cabeza.
El
meme se repite en los últimos días por las redes sociales alemanas en
infinidad de versiones, pero el mensaje es siempre el mismo. Ya sean dos
hamacas de playa en un estrecho balcón de ciudad o una extravagante
sombrilla sobresaliendo por una barandilla: este verano las vacaciones van a ser en casa.
"Mientras el virus no haga vacaciones nosotros debemos también limitar nuestros planes de viaje. Independientemente de lo comprensible que sean los deseos de las personas y del sector turístico", aseguró el ministro de Interior, Horst Seehofer, en una entrevista publicada este domingo por el 'Bild am Sonntag'.
Los alemanes, apuntó a este respecto el ministro de Exteriores, Heiko Maas, "deben hacerse a la idea de que las vacaciones de verano no serán comparables a las del pasado".
Maas hizo estas declaraciones después de que su ministerio, de forma inédita, prorrogase hasta el 14 de junio su advertencia general a la ciudadanía de no viajar a ningún lugar del mundo por el riesgo que suponen los desplazamientos por el coronavirus.
Las vacaciones en Alemania comienzan apenas unos días después de esa fecha, con el fin oficial del curso escolar en los primeros estados federados. Pero actualmente es imposible predecir cómo habrá evolucionado hasta entonces la situación en Alemania y en otros países.
La propia canciller alemana, Angela Merkel, aseguró este jueves que en este momento de la pandemia no se puede abordar con seriedad la cuestión. "La decisión sobre viajar al extranjero no está ahora sobre la mesa", repitió en dos ocasiones al ser interrogada al respecto en una rueda de prensa.
Maas aclaró en este sentido que se decidirá sobre el verano, cuando se sepa "cómo va la lucha contra la pandemia", tanto en Alemania como en otro países, y abogó por que para el 14 de junio se haya podido acordar "un reglamento común europeo" que regule viajes transfronterizos, los vuelos y los cierres de fronteras.
El ministro de Exteriores destacó recientemente su "deseo" de que las fronteras vuelvan a abrirse "cuanto antes", pero en condiciones de seguridad: "En estos momentos no puede decirse a largo plazo cuándo se podrán ir eliminando gradualmente las restricciones a la libertad de movimiento".
Las decisiones que acabe tomando Alemania son claves para el sector turístico de toda Europa, una industria especialmente afectada por las restricciones impuestas para frenar la propagación del Sars-CoV2 con aviones en tierra, museos clausurados, cruceros amarrados y hoteles, restaurantes y playas cerrados en la mayor parte del continente.
Dadas las incertidumbres, no hay estimaciones por el momento del daño económico que puede suponer un año sin veraneo. Pero sirven para intuir la gravedad de esta posibilidad las cifras del turismo de Alemania, el país más poblado de la UE.
Según el más reciente estudio publicado por la Asociación Turística de Alemania (DTV), en 2018 un total de 55 de los 83 millones de alemanes realizaron 70,1 millones de viajes, con España como primer destino internacional (13%), seguida de Italia (8,1%), Turquía (5,1%) y Austria (4,9%).
El gasto medio de un alemán en un viaje de menos de cinco días se situó en los 268 euros y ascendió hasta los 1.017 euros en los denominados viajes largos.
Alemania es el segundo país del mundo que más viajeros envía a España, con 13 millones de turistas anuales, tan sólo por detrás de los 18 millones del Reino Unido, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que calcula que el alemán medio gasta 124 euros al día y 1.004 euros por estancia vacacional en España.
Según el Ministerio de Turismo, las Comunidades Autónomas que más turistas alemanes reciben -y, por tanto, las más perjudicadas si Alemania decide finalmente no permitir las vacaciones en el extranjero- son Baleares, Canarias, Cataluña y Andalucía.
Los únicos que podrían llegar a beneficiarse de esta situación son los hoteles y restaurantes alemanes, que lo fían todo a que para el verano al menos los desplazamientos vacacionales internos vuelvan a estar permitidos y a que ellos, con más o menos restricciones, puedan abrir sus puertas.
"Mientras el virus no haga vacaciones nosotros debemos también limitar nuestros planes de viaje. Independientemente de lo comprensible que sean los deseos de las personas y del sector turístico", aseguró el ministro de Interior, Horst Seehofer, en una entrevista publicada este domingo por el 'Bild am Sonntag'.
Los alemanes, apuntó a este respecto el ministro de Exteriores, Heiko Maas, "deben hacerse a la idea de que las vacaciones de verano no serán comparables a las del pasado".
Maas hizo estas declaraciones después de que su ministerio, de forma inédita, prorrogase hasta el 14 de junio su advertencia general a la ciudadanía de no viajar a ningún lugar del mundo por el riesgo que suponen los desplazamientos por el coronavirus.
Las vacaciones en Alemania comienzan apenas unos días después de esa fecha, con el fin oficial del curso escolar en los primeros estados federados. Pero actualmente es imposible predecir cómo habrá evolucionado hasta entonces la situación en Alemania y en otros países.
La propia canciller alemana, Angela Merkel, aseguró este jueves que en este momento de la pandemia no se puede abordar con seriedad la cuestión. "La decisión sobre viajar al extranjero no está ahora sobre la mesa", repitió en dos ocasiones al ser interrogada al respecto en una rueda de prensa.
Maas aclaró en este sentido que se decidirá sobre el verano, cuando se sepa "cómo va la lucha contra la pandemia", tanto en Alemania como en otro países, y abogó por que para el 14 de junio se haya podido acordar "un reglamento común europeo" que regule viajes transfronterizos, los vuelos y los cierres de fronteras.
El ministro de Exteriores destacó recientemente su "deseo" de que las fronteras vuelvan a abrirse "cuanto antes", pero en condiciones de seguridad: "En estos momentos no puede decirse a largo plazo cuándo se podrán ir eliminando gradualmente las restricciones a la libertad de movimiento".
Las decisiones que acabe tomando Alemania son claves para el sector turístico de toda Europa, una industria especialmente afectada por las restricciones impuestas para frenar la propagación del Sars-CoV2 con aviones en tierra, museos clausurados, cruceros amarrados y hoteles, restaurantes y playas cerrados en la mayor parte del continente.
Dadas las incertidumbres, no hay estimaciones por el momento del daño económico que puede suponer un año sin veraneo. Pero sirven para intuir la gravedad de esta posibilidad las cifras del turismo de Alemania, el país más poblado de la UE.
Según el más reciente estudio publicado por la Asociación Turística de Alemania (DTV), en 2018 un total de 55 de los 83 millones de alemanes realizaron 70,1 millones de viajes, con España como primer destino internacional (13%), seguida de Italia (8,1%), Turquía (5,1%) y Austria (4,9%).
El gasto medio de un alemán en un viaje de menos de cinco días se situó en los 268 euros y ascendió hasta los 1.017 euros en los denominados viajes largos.
Alemania es el segundo país del mundo que más viajeros envía a España, con 13 millones de turistas anuales, tan sólo por detrás de los 18 millones del Reino Unido, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que calcula que el alemán medio gasta 124 euros al día y 1.004 euros por estancia vacacional en España.
Según el Ministerio de Turismo, las Comunidades Autónomas que más turistas alemanes reciben -y, por tanto, las más perjudicadas si Alemania decide finalmente no permitir las vacaciones en el extranjero- son Baleares, Canarias, Cataluña y Andalucía.
Los únicos que podrían llegar a beneficiarse de esta situación son los hoteles y restaurantes alemanes, que lo fían todo a que para el verano al menos los desplazamientos vacacionales internos vuelvan a estar permitidos y a que ellos, con más o menos restricciones, puedan abrir sus puertas.
Pero
los expertos advierten de que Alemania no tiene capacidad para atender
la demanda vacacional de sus ciudadanos, que realizan en el extranjero
el 75% de sus viajes de más de cinco días.
En el mejor de los casos, algunos alemanes podrán viajar a los Alpes en Baviera, visitar los museos de Múnich y Berlín o acudir a las playas del mar Báltico. Para los demás, siempre quedarán los balcones.
En el mejor de los casos, algunos alemanes podrán viajar a los Alpes en Baviera, visitar los museos de Múnich y Berlín o acudir a las playas del mar Báltico. Para los demás, siempre quedarán los balcones.