Cuando, en la misma noche electoral del 20D, Palinuro advirtió de que pasaría lo que hoy trae en portada El País, se le echó encima la legión de trolls de Podemos con la habitual sarta de improperios de linchaflautas.
Esa
misma noche, Iglesias daba la interpretación canónica y falsa del
resultado electoral: Podemos = 69 diputados y tercera fuerza política.
Algo había que decir para disimular la verdadera situación: 42 diputados
(los otros 27 eran de las franquicias locales) y de sorpasso al
PSOE, nada. Una derrota en toda línea en comparación con las
expectativas. Desde entonces, las terminales mediáticas de la formación
morada -Público, la Sexta- y los fieles creyentes siguieron con
la patraña con fervor doctrinal: 69 diputados. Y quien dijera lo
contrario era un fementido traidor, un envidioso, un facha, un... En
fin.
La
dura realidad se ha impuesto y, aunque lo intentaron, los de Podemos no
consiguieron los cuatro grupos que necesitaban vitalmente para que el
conflicto en su seno no estallara y se hiciera patente. (De todo esto ha
dado cuenta Palinuro en posts anteriores). De ahí el exabrupto de
Iglesias cuando finalmente le dijeron que no: era el fin de la patraña
del 69. Una patraña típicamente española y no de vieja política sino
antediluviana: el adalid de la España plurinacional es incapaz de
reconocer esa plurinacionalidad en su propia casa. Como siempre: se
venden recetas que no se tienen, pieles que no se han cazado, fantasías,
castillos en el aire.
Aquí cabría una pequeña consideración aquilatando lo que realmente han traído de nuevo a la esfera pública española estos innovadores.
Muy poco. Nada. Llaman comunicar a contar mentiras e invenciones; los
análisis independientes no se escuchan y se pretende ahogarlos con
manadas de trolls rabiosos; los discursos del mando están alimentados de
pura propaganda y falsedad; la autocrítica no existe y la crítica es
pura conveniencia táctica; solo cuenta el efecto mediático inmediato;
autenticidad, sinceridad, verosimilitud: cero.
Pero
no merece la pena. Esta legislatura no ha hecho sino arrancar. Habrá
más ocasiones de hablar. De hecho, ya vuelve la canción unitaria que
acunó los primeros vagidos de estos guerreros de la nueva política en la
vieja IU. En Oviedo, algunos cargos de Podemos, que sienten la
querencia unitaria celebran una reunión con los restos del pecio comunista
y algunos de sus más gloriosos capitanes, como Anguita, Gerardo
Iglesias y Manuel Monereo, todos ellos en busca del sempiterno Eldorado
de IU, esto es, la formación de una alternativa unitaria (la unidad jamás desaparece de los discursos de estos escisionistas compulsivos) a la fementida socialdemocracia.
Es
de esperar, por el bien de Podemos, que esta reunión de comunistas y
excomunistas se reduzca a amargar el fin de semana a Llamazares porque,
como vaya más allá y crezca y se plantee una unidad real con tan
recalcitrantes fracasados, los 42 diputados de Podemos de ahora pueden
no llegar a la veintena en las siguientes elecciones y la casta solo
les habrá durado una legislatura.
Hablar el catalán
Las buenas formas y maneras comienzan a
abrirse paso en estos páramos mesetarios. El primer paso lo han dado los
plebeyos, Iglesias y Sánchez que, por fin, han llamado a Puigdemont,
flamante 130º presidente de la Generalitat. Si también lo hará Rajoy,
otro plebeyo y futbolero, es un imponderable. Dudo mucho de que lo haga
Rivera, que tiene un problema psiquiátrico y edípico con su país,
Cataluña. No sé por qué no lo ha hecho Urkullu.
Y supongo que al
Borbón habrá que llevarlo a rastras al teléfono y obligarlo a marcar el
número para que ceda. Ignoro por qué se resiste de este modo cuando
tiene ejemplos más que sobrados de flexibilidad en su familia: Carlos IV
y Fernando VII corrieron a entregar la corona de España y su inmenso
imperio ultramarino al Emperador Napoleón I. Isabel II coronó su veraneo
en San Sebastián exiliándose en París y a Alfonso XIII le bastaron unas
elecciones municipales para coger las de Villadiego. Quizá piense, como
sus antepasados, que estos catalanes acaban siempre tragando.
Puede
llevarse una sorpresa. ERC anuncia que no acudirá a consultas con el
Rey si este no recibe antes a Forcadell y a Puigdemont. Son ganas de
fastidiar. ¿Qué más les dará, si ellos son republicanos? Pues por eso
precisamente. Así, entre su republicanismo y la ya patente ineptitud de
la Casa Real, no ha comenzado la legislatura y ya tenemos un conflicto
de negra honrilla. Típicamente español.
Pero
vayamos a lo positivo. Pablo Iglesias sí ha llamado y ha expuesto a
Puigdemont su punto de vista sobre la cuestión catalana. El más avanzado
de todos los del nacionalismo español: referéndum unilateral con
Podemos defendiendo el no a la independencia. Palinuro aplaude porque es
por lo que viene abogando hace años. Pero ya no está muy seguro de si
surtirá efecto. Las cosas han cambiado bastante y, a base de cerrazón
española, la gente también, de forma que no es seguro que tenga mucho
apoyo ahora, aunque lo respalde Colau. Y eso sin contar con un dato
definitivo: Podemos necesitará bastante más diputados que 42 para
conseguir que el Parlamento español autorice un referéndum unilateral en
Cataluña, al que hoy por hoy, se oponen 253 diputados de PP, PSOE y
C's.
Pedro
Sánchez también ha llamado a contar a Puigdemont a su vez los planes
federales del PSOE que, con la actual aritmética parlamentaria, no son
tan cuento de la lechera como los de Podemos, pero no se diferencian
mucho. Son, quizá, númericamente más viables que los de Podemos, pero
de contenido y substancia mucho más vagarosos e improbables. Es difícil
enseñar federalismo a los catalanes que, desde Pi y Margall son los que
mejor o peor han venido defendiendo la idea. Y es difícil que un partido
tan jacobino como el PSOE (a pesar de su jerga federal) pueda hacer una
propuesta atractiva a día de hoy y como están las cosas.
Pero, y
lo han comentado muchos en la Villa y Corte: tanto Iglesias como
Sánchez han quedado gratamente sorprendidos de haber encontrado en
Puigdemont una persona flexible, dispuesta al diálogo, con ánimo de
concordia.
¿Qué esperaban? ¿Que mordiera? O tienen muy mala conciencia o ven demasiada Intereconomía.
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