El
pasado 14 de septiembre se votó en el Parlamento Europeo un acuerdo
comercial entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de África del
Sur, suscrito como consecuencia del voto a favor de la mayoría de los
eurodiputados. Concretamente los españoles se pronunciaron de la
siguiente forma: nueve a favor, nueve se abstuvieron y cuatro en contra,
entre éstos últimos dos de la Región de Murcia. El acuerdo daba
libertad a Sudáfrica para exportar a la Unión Europea cítricos
producidos en aquella desde principio de julio hasta el treinta de
noviembre sin aranceles.
El acuerdo de libertad, teniendo en cuenta la gran diferencia de
costes, la eliminación de los aranceles y un control fitosanitario laxo
de las importaciones de los cítricos sudafricanos en los puertos
europeos, es claramente una práctica comercial internacional desleal, es
un claro "dumping", cuya práctica está condenada por el derecho
internacional, si bien, al ser consentida por el país receptor no le sea
de aplicación.
Sin
embargo, firmar este convenio de libre comercio tan lesivo para los
citricultores europeos, que además, sufren una política fiscal mucho
más alta, resulta incomprensible e inaceptable, como igualmente
inaceptable es que los eurodiputados españoles, en su mayoría, hayan
votado a favor de la entrada de naranjas y mandarinas sudafricanas a la
UE con un perjuicio importante para nuestro PIB.
El sector no comprende la postura de los eurodiputados españoles,
que antes de la votación de tal disparate le hicieron saber por escrito,
(Asaja, Coag, Upa, el Comité de Gestión de Cítricos de Valencia y otras
cooperativas), las graves consecuencias para los productores españoles.
El Comité de Gestión de Cítricos de Valencia (CGC) ha denunciado en
diversas ocasiones la amenaza de contagio por plagas devastadoras y su
falta de control fitosanitario en los puertos.
Según el contenido del acuerdo entre Sudáfrica y la UE, a los
primeros se les faculta para situar sus agrios en los mercados europeos
hasta el 30 de noviembre sin aranceles, quedando el plazo hábil desde
primero de julio e ininterrumpidamente durante cinco meses. España
comienza su campaña de comercialización desde mediados de septiembre
hasta mediados de abril. Es fácil de comprender que antes del 30 de
noviembre si se importa más mercancía de la que absorbe el mercado de
consumo, el exceso se conserva en cámaras frigoríficas para que una vez
dentro de Europa se comercialice hasta Navidad, convirtiendo la campaña
de primera temporada europea y española en ruinosa, especialmente para
los citricultores españoles.
Si a lo expuesto añadimos que la fruta que se importa para zumos en
Europa es libre y entra por los puertos de Inglaterra y Holanda, como
se viene haciendo con absoluta ausencia de control, una vez dentro se
comercializan como buenas en toda Europa. Debemos destacar, aún más
grave, que los dos países mencionados no son productores sino
comercializadores y en sus puertos los controles fitosanitarios son muy
laxos (en España el cuerpo de inspectores cualificados en plagas de
cítricos supervisan con absoluta profesionalidad).
Los dos países mencionados acaparan hoy el 74% de las importaciones
procedentes de Sudáfrica, distribuyéndolas posteriormente en toda la UE.
La CGA ha advertido de otras entradas "satélites", destinadas casi
exclusivamente al mercado español, como es el caso de Portugal, que en
2015 ya alcanzó unas importaciones citrícolas de cincuenta y nueve mil
toneladas, que satisfacen en verano la demanda española, y que son
susceptibles de expandir enfermedades de cuarentena en sus envíos, como
la "Mancha Negra" (CBS), (un hongo que deteriora la piel de la fruta hasta hacer inviable su venta) y la "Criptolebia Leucotreta",
(una polilla que destroza el cítrico desde la pulpa), todas
desconocidas en el Mediterráneo y que pueden infectar y echar a perder
nuestros vergeles, según informes confirmados por la "European Food Safety Authority EFSA" ante su presencia masiva en 2006, o incluso el propio "Citrus Greening" en su versión africana o su insecto vector, que es la enfermedad citrícola más destructiva del planeta.
La
estrategia adoptada por los exportadores sudafricanos al viejo
continente es que, con independencia de la competencia desleal y el
objetivo de atraer inversores, utilizan los puertos permisivos de
Holanda, Reino Unido y Portugal por el endurecimiento de los protocolos
sanitarios en los puertos más cercanos, los españoles. Es de la máxima
urgencia que Bruselas establezca un estricto control fitosanitario en
todos los puertos de acceso al mercado europeo.
ESTUDIO COMPARATIVO DE COSTOS
Un estudio comparativo de costos medios de producción a partir de
los indicadores de precios y salarios pagados por los agricultores, en
base de los producidos en 2015, y obtenidos tanto en España, "entre
empresarios de Andalucía en donde las fincas son de más extensión que
las de las C.A. de Valencia y Murcia, por la falta de agua en el Levante
y sureste ibérico", como de los facilitados por empresarios
sudafricanos, que al amparo de bajos sueldos y políticas fiscales
"ligth" o livianas, son altamente competitivos y utilizados, también,
por los estados del Cono Sur con el fin de captar inversiones del
exterior. Este estudio comparativo ayudará a adoptar decisiones de
normalización equilibrada imprescindibles para un convenio bilateral
internacional justo.
Para ello, se ha elegido como producto base solo la mandarina y la naranja. La ínterprofesional del limón y pomelo, Ailimpo,
que ha suscrito la denuncia de los citricultores, deja bien claro que
los limones y pomelos no están afectados porque lograron que "quedaran
fuera del acuerdo ", puntualizó su director general.
Considerando los costes directos e indirectos medios, incluidos
insumos y mano de obra (€/ha), más los de recolección, un kilo de
mandarina española puesto en Rotterdam, es un 26,25% mas caro que uno
sudafricano puesto en el mismo puerto, incluso mayores en determinadas
coyunturas.
Como consecuencia de todo lo expuesto se deduce, que la citricultura
europea y la española en particular, en el periodo de septiembre a
diciembre, no sólo estará amenazada de enfermedades irreversibles, sino
que se acercará a un resultado ruinoso para el agricultor, lesivo para
el PIB y el el Patrimonio Nacional, como también socialmente para los
trabajos de campo en la CA de Andalucía, en la CA de Murcia y en la CA
Valenciana.
Se impone un estudio económico, político y sanitario imprescindible
para que el tratado no sea lesivo, no solo para España sino para toda
Comunidad Europea, y que haga posible un convenio con equilibrio
bilateral, no conseguido en la primera redacción.