MADRID.- Lehman Brothers, el banco de inversión liderado por el actual ministro de Economía Luis
de Guindos,
se embolsó en 2008 millones de euros por colocar productos financieros
tóxicos a 50.000 clientes. Esta empresa, que quebró un mes después, fue
la principal responsable, coordinadora y colocadora de la emisión
de cuotas participativas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, una
suerte de preferentes que tras la quiebra de la caja, han supuesto la
perdida de su dinero para miles de ahorradores, según recuerda El Español.
En 2008 y ante la necesidad de capitalización, la
CAM fue la primera caja de ahorros del país en lanzar "cuotas
participativas", una especie de acciones de la entidad negociables en el
mercado pero sin derechos de voto. El objetivo era conseguir liquidez y
Lehman Brothers, con De Guindos a
la cabeza, planeó la emisión de 50 millones de títulos para estas
ofertas participativas: en total, la CAM recaudó por ellos 292 millones
de euros.
Sin embargo, la quiebra de la entidad, que fue comprada solo cuatro años después por un euro por el Banco Sabadell,
hizo que 50.000 personas según las asociaciones de afectados perdieran
su dinero. Y que se desatara una batalla en los juzgados.
Las sentencias judiciales revelan que la empresa de
De Guindos vendió las cuotas participativas de la CAM con las cuentas
falseadas, pero no ha derivado responsabilidad penal alguna para ningún
responsable del banco de inversión que tenía entonces a De Guindos como
presidente ejecutivo para Europa.
Según adelantó El Mundo,
en 2008 fue el propio ministro quien, como responsable de Lehman
Brothers presentó a los trabajadores de la CAM el producto que
debían
vender como una oportunidad: "Esta emisión va a ser estudiada en las
mejores escuelas de negocios", llegó a decir De Guindos. Ahora, lejos de
las aulas, está en manos de varios juzgados.
1.163 millones de pérdidas
El
pasado mes de octubre la Audiencia Nacional
emitió la primera sentencia condenando a la cúpula de la Caja de Ahorros
del Mediterráneo por falsear las cuentas de resultados de la entidad
entre 2011 y 2012. Esos números sirvieron de reclamo para que los
inversores compraran las cuotas participativas y confiaran en la
solvencia y el bienestar económico de la CAM. Nada más lejos de la
realidad.
La
contabilidad falsa, por la que han sido condenados cuatro de los
principales ejecutivos de la CAM, arrojaba beneficios por 39 millones de
euros,
en lugar de las pérdidas por 1.163 millones que en realidad lastraban a
la caja.
La sentencia de la Audiencia Nacional no contempla sin embargo
condenas penales por la comercialización de la cuotas participadas al
considerar que no está "suficientemente acreditado" que los ahorradores
invirtieran basándose en la "supuesta e irreal situación económica de la
entidad".
Sin embargo, las reclamaciones de cantidades han seguido una vía distinta y muchos clientes han conseguido recuperar su dinero
al considerar los tribunales que la distribución minorista debe
considerarse nula "por error de vicio y consentimiento".
Es decir: que
la Audiencia Nacional no cree que nadie deba ir a prisión por venderlas,
pero los juzgados que regulan este tipo de contratos financieros
consideran que estaban viciados al estar sustentados en unas cuentas
falsas. Y que por ello, el dinero debe ser devuelto a los ahorradores
afectados.
En una sentencia del 13 de junio de este año, el
Supremo decide además que el Sabadell, que compró el banco en 2012, es
la entidad encargada de hacer frente además a esas devoluciones. La
entidad bancaria intentó rebatir esta doctrina en los distintos
procedimientos abiertos, alegando que la CAM era una entidad jurídica distinta al Sabadell,
y que por tanto el banco no debía heredar esos compromisos.
Algo a lo
que el Supremo cerró la puerta, declarando como heredero universal al
Sabadell de todas las obligaciones que la CAM tuviera frente a terceros.
Y por lo tanto, frente a los ahorradores que han perdido su dinero,
reconocidos en sentencia.