PALMA.- Una calle peatonal en el centro de la ciudad. Es sábado por la mañana. A
un lado, hay una carpa blanca con dos grandes carteles en los que se
lee 'Madrid nos roba' y 'Otro país es posible'. Bajo la carpa hay una estelada y una sábana de 'Libertad presos políticos'. Voluntarios con camisetas amarillas hablan con los transeúntes y les explican que España es un país opresor que
les está expoliando, se relata hoy en El Confidencial.
Unos 20 metros más allá hay otra carpa, esta de
color verde. En su interior, hay una gran bandera española con una
corona monárquica. También hay voluntarios hablando con la gente. Aquí
les dicen que viven bajo una dictadura catalanista que odia a los españoles.
A un lado se reciben donativos por la independencia y se venden pines con un
lazo amarillo. Al otro, se recogen firmas para derogar
el catalán
como lengua vehicular en las escuelas. Son 20 metros que reflejan el
proceso de ruptura de una sociedad. En este caso no la catalana sino la
balear, porque todo esto ocurre en el centro de Palma.
Lejos del ruido de Cataluña, la batalla entre independentistas y
constitucionalistas avanza en Mallorca. Está comenzando a tomar los
espacios públicos, las conversaciones privadas y también el Parlamento. Se replican el discurso de Cataluña
("Madrid nos roba" contra "el supremacismo catalanista") y también las
entidades nacidas al calor del ‘procés’. La Asamblea Nacional Catalana
(ANC) es aquí la Asamblea Soberanista de Mallorca (ASM); Sociedad Civil Catalana es Sociedad Civil Balear, sucursal establecida hace solo unos días.
Òmnium Cultural es la Obra Cultural Balear
(OCB), entidad que se remonta a 1962 pero ha tomado en los últimos años
el mismo discurso rupturista que su hermana catalana. Se crean partidos
políticos con el argumento único de la lengua, como Actúa Baleares, y
aparecen plataformas ciudadanas para frenar el nacionalismo
pancatalanista que promueve parte del Gobierno balear. En definitiva,
germina la semilla de la batalla por la identidad ocho años después de que empezase a florecer en Cataluña.
En el horizonte de todos, una fecha: año 2030. Es el objetivo del
soberanismo balear para organizar un referéndum por la independencia.
Por delante, pues, 12 años de campaña para que el actual 13% de apoyo social al
soberanismo ascienda al 47% que ha sostenido el proceso catalán. O para
que se desplome a las tasas marginales que ha tenido en los últimos 40
años.
"Nos da miedo lo que ha pasado en Cataluña y vemos que
algunos partidos políticos y entidades quieren replicarlo aquí. Con lo
que pasó en octubre en Cataluña se ha ido el celofán que cubría el
discurso de que solo se trata de cultura y lengua, que
es lo que llevan diciendo los nacionalistas en Baleares desde hace 30
años. Ahora ya sabemos que en cuanto puedan se van a saltar la
Constitución, lo demuestran dando apoyo a todo lo de Cataluña. Ceden
locales públicos para promocionar el secesionismo o a gente que odia a
España, como
Valtònyc, y vemos que esto solo puede ir a más", resume
Antonio Daudero, miembro de la asociación
Convivencia Balear.
Esta
entidad cívica ha aprovechado el impulso de la plataforma Mos Movem,
que tomó con gran éxito las calles de Mallorca y Menorca en febrero en
contra del decreto sanitario que quería obligar a los médicos de
Baleares a tener un título de catalán. Finalmente, tras la presión del
sector sanitario y de parte de la ciudadanía, el Govern balear concederá
a los profesionales una moratoria de dos años para
acreditar un nivel básico si quieren prosperar como funcionarios. Este
paso atrás, claro está, ha sido muy criticado por los círculos
catalanistas.
Colonización lingüística
"Jamás en Mallorca ni en las islas había habido un problema así, pero este Gobierno del pacto
(PSOE-PSIB, los ecosoberanistas de Més y Podemos) ya ha demostrado de
qué lado está. Hay familias peleadas y gente discutiendo en los bares, te insultan y amenazan si te pronuncias
en redes sociales. Aquí hay mucha gente que se siente colonizada por
Cataluña y que no puede más, ha sido un proceso a cámara lenta y ahora
ya es muy difícil hacerle frente", indica Manuela Cañadas,
también de Convivencia Balear, quien reconoce que su relación con su
familia política se ha resentido por su defensa abierta del castellano
en las escuelas y en las instituciones públicas.
Margalida Miquel, presidenta de la Asamblea Soberanista
de Mallorca (ASM), se indigna ante esta llamada de alarma: "Aquí solo
ven un conflicto quienes quieren imponer otra cosa. El estatuto de
autonomía dice que el catalán es la lengua propia de las Islas Baleares
y se aprobó por unanimidad una ley de normalización lingüística. Nunca
nadie, ni el PP, puso en duda algo tan básico. ¿Cómo va a ser una
imposición defender lo que te es propio?", se pregunta. "Los
mallorquines, por carácter e historia, somos muy poco conflictivos. Quienes buscan conflicto son otros. Quien diga que aquí la gente está peleada desconoce el carácter mallorquín".
Unos y otros miran hacia el Govern balear tratando de
descifrar en qué aguas navega, si en las de la solidaridad con el
independentismo catalán o en las de la Constitución. Días atrás, el
presidente del Consell Insular de Mallorca, Miquel Ensenyat,
asistió al 'sopar groc' (cena amarilla) en favor de los políticos
catalanes presos, al que también acudieron familiares de estos venidos
de Barcelona, y levantó ampollas en parte de la sociedad balear. En la
cena se recaudaron unos 13.000 euros para la caja de solidaridad de Òmnium y la ANC.
La vicepresidencia del Govern y cuatro consejerías están en manos de Més, una coalición que respalda públicamente a Carles Puigdemont, Quim Torra y al independentismo catalán, y que reclama el "derecho a decidir" de Baleares. A la presidenta autonómica, Francina Armengol (PSOE-PSIB), también se le ha recriminado repetidamente su buena sintonía con la actual Generalitat catalana.
Expolio fiscal
Para Josep de Luis,
presidente de la OCB y organizador de la cena amarilla, es poco menos
que un deber democrático apoyar a los políticos encarcelados y al
'procés'. Es más, cree que lo que está pasando en Baleares es
precisamente lo que “encendió la chispa” en Cataluña. Una supuesta opresión de la cultura propia
por parte del Estado unida a un expolio fiscal.
“Aquí pasará lo mismo
si España no logra exterminar esa carcoma uniformizadora. El problema
está en la Castellana, y hay que verlo desde allí. España debe decidir
si quiere ser diversa, plural e integradora o seguir siendo como es.
Aquí estamos sufriendo un expolio del 15% del PIB, es
una barbaridad, es lo que se hacía con las antiguas colonias de
ultramar. Una cosa es compartir y otra que te roben", indica.
El expolio fiscal es otro símil con Cataluña que está calando hondo. La misma consejera de Cultura balear, Fanny Tur (Més),
lo explica a este diario. "Que haya que pagar de nuestros impuestos
todos los AVE con estaciones desiertas y aeropuertos y que tengamos un
sistema de comunicaciones tan precario en Mallorca y Menorca es muy
grave. Es curioso que los tres territorios que conforman los Països
Catalans tienen las balanzas fiscales más en negativo, y Baleares muy
por encima del resto. Existe un expolio del Estado, nos
tratan como a colonias quitándonos los recursos sin que haya retorno.
Usan los territorios [de los Països Catalans] como botines de guerra
para ganar votos en otros lugares. La gente empieza a ser consciente de
esto. Luego se extrañan de que no haya sentimiento de Estado".
Según pregona la ASM en su parada callejera de los sábados, el 48% de los impuestos que pagan los baleares termina en Madrid, "3.500 millones de euros
cada año que no vuelven", mientras los servicios públicos, aseguran, se
desmoronan. De repente, un afable anciano se acerca a la carpa
callejera de la ASM. "Un poquito para la causa", dice antes de depositar
10 euros en la hucha. "¿Y lo de Valtònyc, como lo tenemos?", pregunta.
Luego se despide y se va.
Sa Fundació, una entidad creada en 2013 para defender la
lengua y cultura baleares, ve este combate político con resignación.
Ellos son el elemento autóctono que no tiene equivalente en Cataluña,
pues defienden la promoción de su lengua y cultura, que ellos entienden
como balear y en ningún caso catalana, a la vez que reconocen su apego a España.
"Lo
de Cataluña ha hecho aflorar lo que algunos decíamos que estaba pasando
y muchos no creían, que tras la unidad de la lengua está el objetivo de
la unidad política. Cuando se puso en marcha el proyecto nacionalista
de Jordi Pujol, se empezó a alimentar un movimiento
pancatalanista en Baleares, Valencia y el Alguer (Cerdeña) a través de una red
clientelar financiada desde Barcelona. Se subvencionaba la lengua
siempre que fuera la normalizada catalana, es decir, la forma de hablar
de Cataluña, y la cultura si antes era aprobada por ellos", afirma Gari Durán, vicepresidenta de Sa Fundació y exsenadora por el Partido Popular.
"Hablamos de un negocio bastante importante del
que comen muchas familias, y en el momento en que se ha visto
amenazado, ha habido una reacción", insiste Durán. “Profesores, cursos,
acreditaciones de catalán, premios literarios, editoriales, periódicos,
la universidad, los sindicatos de enseñanza, todo eso es mucho dinero y
puestos de trabajo”.
Joan Pons,
director de Sa Fundació, añade: "Lo que parece increíble es que digan
que España es un país opresor cuando son ellos quienes llevan 30 años oprimiendo al pueblo balear
sin que nadie, empezando por Madrid, les haya parado los pies. En el
estatuto ya pusieron que el catalán es la lengua propia de Baleares, y
con la ley de normalización lingüística, que promueve solo la forma de
hablar de Barcelona, han hecho que estemos perdiendo hablantes de
mallorquín y menorquín a marchas forzadas. En una década, hemos perdido más de un 10% de hablantes de nuestras modalidades".
Adoctinamiento en las escuelas
Tanto los
balearistas como las plataformas en favor del castellano coinciden en un
punto: el adoctrinamiento en las escuelas públicas. Según denuncian,
los profesores enseñan un catalán normativo impuesto desde Cataluña con
libros de Lengua e Historia editados en Barcelona. Los profesores, o
son catalanes o se han formado en universidades catalanas, y transmiten a
los niños el sentir nacionalista catalán en el marco cultural de los
Països Catalans, denigrando el mallorquín y menorquín a dialecto menor para usos informales.
"Durante
30 años se ha ido alimentando este ogro del odio a España y a todo lo
español. Esos niños que empezaron a estudiar bajo las tesis
catalanistas, con mapas de los Països Catalans en las paredes y libros
editados en Barcelona, son los que ahora están gobernando. Solo quieren borregos que hablen un idioma porque viven de ese negocio clientelar de la enseñanza de catalán subvencionada. Son 1.700 personas
en el entorno directo de las academias y las titulaciones obligatorias
para ser funcionario y más de tres millones de dinero público", aseguran
desde Convivencia Balear.
"No puedes tener una educación aséptica", responde el presidente de la OCB. “Las escuelas deben educar a niños con espíritu crítico,
capaces de criticar nuestra reivindicación por la lengua y también
instituciones ancladas en la Edad Media como la monarquía. Los mismos
que hablan de adoctrinamiento veían muy bien un concurso en las escuelas
de hace años que preguntaba '¿qué es para ti un rey?'. ¿Pues por qué no
se puede hacer un concurso de 'qué es para ti una república'?".
La directora general de Política Lingüística del Consell de Mallorca, Aina Sastre,
niega que se discrimine el uso propio del mallorquín e interpreta ese
argumento como un ataque a la cultura común de Baleares, Cataluña y
Valencia.
"En la anterior legislatura del Partido Popular [2011-2015],
pasamos de un presupuesto de 200.000 euros a solo 500 en política
lingüística. Eso demuestra la obsesión contra la normalización del catalán
en esos sectores. A la gente que viene de fuera debemos darles
herramientas para que aprendan el idioma, y existe un estándar de
catalán como lo hay en castellano. Están usando la lengua para sacar
rédito electoral y ahora tienen la fijación de que la lengua y cultura
catalanas son malas".
Las escuelas baleares, reivindica Sastre, no
adoctrinan sino que cohesionan, y así lo demostraron los padres apoyando
masivamente la educación en catalán.
Cristòfol Soler es el político que propició esa ley de normalización lingüística tan polémica como mano derecha del primer presidente balear, Gabriel Cañellas
(1983-1995). El caso de Soler es único en España. Un expresidente
autonómico por el Partido Popular (1995-1996) que abandona el partido en
2014 para ser, un año más tarde, presidente de la Asamblea Soberanista
de Mallorca.
"Aquí en la isla no se quiso entender la etapa de 1715,
pero fue entonces cuando nosotros empezamos a depender de Madrid. De
Barcelona no habíamos dependido nunca, los historiadores confirman que
cada isla disponía de un autogobierno total. No hemos dejado de depender de Madrid desde entonces.
Yo estuve en la Consejería de Hacienda un tiempo y pude comprobar el
expolio a nuestras islas. Eso, junto a otras muchas cosas, me hizo
convencerme de que el soberanismo es la única solución", confiesa bajo
la carpa de la ASM, luciendo una camiseta amarilla.
Soler lo tiene claro: con la mitad más un voto,
Mallorca será independiente el día que haya un referéndum. Y luego
Menorca, Ibiza y Formentera deberán decidir su futuro. "Tratamos de
aprovechar el 'know how' de la ANC y ver qué podemos cambiar nosotros
allí donde ellos han tenido problemas", indica. Por ahora, es solo una
aspiración, pero en el lado constitucionalista se la toman muy en serio
en tanto que parte del Govern balear está en esa sintonía.
Así lo cree Convivencia Balear: "Se está manipulando a la gente desde el Gobierno autonómico y las escuelas con ideas como el expolio o la represión de España
para llevarlos al independentismo. Vivimos en unas islas abiertas a
todo el mundo y mandamos a nuestros hijos afuera para que se formen en
un mundo global. No queremos que esto se convierta en un gueto de
catalanohablantes donde todos piensan igual y donde los profesores
buscan a los niños en el patio de la escuela para decirles que hablen en
catalán, como está pasando. La situación es muy preocupante".
La Consejería de Cultura trazó una Ley de Consultas para
que cualquier cuestión pueda ser debatida en referéndum en Baleares y
que el resultado sea vinculante. La misma presidenta, Francina Armengol,
aseguró a finales del año pasado que saldría adelante y que sería
"pionera" en España.
El Consejo Consultivo de Baleares ha declarado días
atrás inconstitucional ese anteproyecto de ley, aunque sus dictámenes
no son vinculantes para el Gobierno autonómico.