Ya
hace un año y medio desde que eso ocurriera y, sin embargo, poco se
conoce ahora de la vida de Pablo Casado. Pasó de estar en la palestra
como una de las caras más reconocidas de la política española, a ser
casi una persona anónima. ¿Cuál es la nueva vida del joven político
exlíder del PP?, se pregunta Marca.
Su rutina antes de estar en el foco mediático era normal y quiso que así fuese después de salir de la política. Dice que llegó incluso a rechazar un puesto en el PP a nivel europeo, pero él prefería volver al anonimato y recuperar la tranquilidad que tenía. Decidió cambiar de casa y ha dado un nuevo rumbo a su vida, según publicó hace unos meses El Periódico de España.
Pablo Casado dedica más tiempo a su familia, compuesta principalmente por su mujer, Isabel Torres, y sus dos hijos. Poco más se sabe de lo que hace. De hecho, esta publicación apunta que ni siquiera guarda demasiada relación con aquellas personas que estuvieron a su alrededor cuando fue dirigente del partido. Quizás un par de mensajes cada cierto tiempo para comprobar que todo está bien.
La nueva vida de Casado es una completa desconocida.
Consiguió empezar a trabajar apenas dos meses después de abandonar el PP, por lo que su vida ahora parece ser como la de cualquier otra persona. Se levanta, va a la oficina en el Paseo de la Castellana, vuelve y disfruta de tiempo de calidad con los suyos, algo que en medio del foco mediático era casi imposible para Pablo Casado.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que vive entre Madrid y Elche, desde donde hace teletrabajo (se cansó del teletrabajo hace meses) y se mantiene en estrecho contacto diario con jóvenes políticos que promocionaron en su época de presidente nacional del PP. No habla tan a menudo con el que fuera su secretario general, Teodoro García Egea
La realidad es que apenas tiene contacto con los dirigentes que le rodearon durante sus años de presidencia en el PP. Algún WhatsApp de vez en cuando. Y poco más.
Las decepciones quizá son lo que más le siguen pesando. “Está bien. Trabaja, está contento en su trabajo, hace su vida, va a la oficina, está en casa, por fin disfruta de sus hijos”, relata una persona de su confianza.
Hay nombres como el del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que también forman parte de las decepciones personales para el exlíder. No solo por la amistad personal que les unía, sino por los movimientos que hizo al final de la crisis.
Almeida decidió abandonar la portavocía nacional en la recta final. Y optó por dar la espalda a Casado. Entendió que la alcaldía madrileña debía ser la prioridad y que el PP necesitaba seguir adelante.
En la dirección nacional liderada por Feijóo insisten en que “cuando sea el momento” el partido buscará la manera de rehabilitarle. Casado rechazó un puesto en el PP europeo que el líder gallego le ofreció al llegar a la presidencia. Pero siguen pensando que habrá más oportunidades, sobre todo, si el PP llega a la Moncloa. El enfoque siempre parece ser hacia la política exterior y la diplomacia. “Si es que él también quiere”, concluyen.
“Casado no ha hecho nada como para no tener el sitio que merece en el partido”, repiten en el entorno de Feijóo. Menos venganza, más generosidad y más compasión.
Alberto Núñez Feijóo y Pablo Casado almorzaron juntos a finales de febrero coincidiendo con en el aniversario del derrocamiento de este último como líder del PP. Fue Feijóo quien se puso en contacto con Casado.
Lo hizo tras la intermunicipal del partido que se celebró en Valencia. El derrocado líder del PP, desaparecido desde que diera el relevo al gallego en el mes de abril, aceptó acudir al encuentro.
Ambos lograron cerrar una fecha para esa misma semana, coincidiendo con el aniversario de su derrocamiento. Finalmente, el día fue elmiércoles.
Según El País, el encuentro tuvo lugar en una taberna del centro de Madrid, cercana al Palacio Real y al Senado.