lunes, septiembre 04, 2023

El precio del alquiler sube en Baleares un 0,4% durante agosto, siendo la región más cara


PALMA.- El precio del alquiler ha subido en Baleares un 0,4 por ciento durante agosto, haciendo que la región sea la más cara del territorio español, con un coste medio de 16,5 euros por metro cuadrado.

Idealista ha publicado este lunes su último informe de precios en alquiler en España, que refleja el liderazgo de las Islas en cuanto al precio más alto, mientras que Madrid se queda en segundo lugar, con 15,9 euros por metro cuadrado, y Cataluña el tercero, con 15,6 euros por metro cuadrado.

Sin embargo, si el dato se mira por provincias, Baleares se queda el segundo puesto, ya que Barcelona registra un precio medio de 16,6 euros por metro cuadrado.

Por capitales, Palma experimenta una subida del precio del alquiler del 1,6 por ciento, ocupando el noveno lugar por debajo de Alicante (3,5 por ciento); Santa Cruz de Tenerife (3,1 por ciento); Segovia y San Sebastián (ambos 3 por ciento); Lugo (2,6 por ciento); Barcelona (2,5 por ciento); Madrid (2,1 por ciento); y Valencia (1,7 por ciento).

En el lado contrario, Teruel es la ciudad donde más ha disminuido el coste del alquiler en agosto con una bajada del 4 por ciento; seguida de Huelva (-3,4 por ciento); Ceuta (-2,8 por ciento); Almería (-1,4 por ciento); y Zamora (-1,3 por ciento).

A nivel nacional, el último mes se ha cerrado con una subida mensual del 0,5 por ciento hasta establecerse en 12 euros por metro cuadrado.

En esta línea, la cantidad ha crecido un 2,7 por ciento en el último trimestre, mientras que el último año la subida es del 9,5 por ciento.

CCOO reclama que la economía balear se abra a otros sectores y no depender de una actividad


PALMA.- El sindicato CCOO ha expresado este lunes la necesidad de que la economía balear se abra a otros sectores para no depender exclusivamente de una actividad, el turismo, que se concentra en un espacio de tiempo y genera salarios solo unos pocos meses.

La organización sindical se ha referido de este modo a los datos de afiliación y paro publicados este lunes resaltando que a pesar de que mejoran en términos interanuales, muestran la evolución normal del mercado laboral balear, que se caracteriza por la estacionalidad de la actividad turística y que en estas fechas empieza a despedir personas trabajadoras y a finalizar la actividad de las personas con contratos fijos discontinuos.

"No nos podemos permitir depender exclusivamente de una actividad que se concentra en unos pocos meses en el año y que, por lo tanto, solo genera salarios unos pocos meses. Es necesario apostar por un modelo que pueda alargar la temporada y que se abre a otros sectores para dar más estabilidad laboral a las personas trabajadoras", han insistido en una nota de prensa.

A pesar de las buenas cifras, han añadido, las familias continúan sufriendo mucho para tener una vida tranquila y digna, por lo que han instado a seguir trabajando en la negociación de los convenios colectivos, "pero no es suficiente".

CCOO ha recordado que el precio de la cesta de la compra sigue aumentando y el precio de la vivienda es "excesivamente elevado". Este escenario, han alertado, genera trabajadores que tienen que aceptar vivir en infraviviendas. 

"Esta situación es inaceptable y conduce a un malestar del trabajador de las Islas", han añadido.

Ante este escenario, el sindicato ha pedido "medidas y políticas urgentes". Han puesto como ejemplo la contención de precios en relación a la cesta de la compra y políticas públicas que garanticen el acceso a una vivienda digna.

CCOO ha recordado que en el contexto balear, el pacto de rentas es "urgente".

El campo español se une para protestar ante los ministros de la UE por los "continuos ataques" al sector

 


MADRID.- Los agricultores y ganaderos españoles no se resignan a su situación actual, marcada por los bajos precios, la subida de insumos, la competencia "desleal" de terceros países y las medidas medioambientales impuestas por Bruselas -"imposibles de cumplir", en su opinión- con el beneplácito del Gobierno de España. 

El sector se moviliza este martes en Córdoba en "unidad de acción", es decir, por encima de sensibilidades o tendencias ideológicas. Las tres grandes organizaciones agrarias -Asaja, UPA y COAG- y Cooperativas Agroalimentarias van de la mano y protestarán aprovechando la reunión de ministros de Agricultura de la UE con motivo de la Presidencia de turno española. Entre los presentes, el comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski.

"Protestaremos por los continuos ataques que recibe el sector", denuncian fuentes del sector consultadas. El hartazgo no es nuevo y pretende recoger el testigo de la histórica manifestación que colapsó Madrid en marzo de 2022 debido a que "el diagnóstico desde entonces no es que siga siendo el mismo, es que es mucho peor" y las soluciones aportadas, "ninguna", lamentan.

Los problemas a los que se enfrentan las producciones agrarias españolas son múltiples. "Están tratando de cambiar las reglas de toda la vida, no sólo ya sin contar con los profesionales del campo, que son los que saben de esto, sino que ni tan siquiera nos dan tiempo para ello y, lo que es más grave, no nos ofrecen recursos para afrontarlo", esgrime Pedro Barato, presidente de Asaja. 

Las quejas miran a Bruselas, pero también al Gobierno de España, que ha apoyado, cuando no jaleado, los cambios introducidos y ya aprobados para el nuevo periodo de la PAC (las ayudas europeas), en vigor desde este mismo año.

Las exigencias medioambientales establecidas como requisitos indispensables para recibir los fondos -a través de estrategias como De la granja a la mesa o la Ley de Restauración de la Naturaleza- están en el punto de mira. 

"Es un cambio de modelo, de una forma de trabajar que hemos demostrado durante años que ha sido eficaz, que nos ha puesto en la vanguardia mundial, pero resulta que ahora nos dicen ya no vale lo que hacíamos de generación en generación, cambian las reglas del juego de un día para otro y nos la imponen desde grandes despachos burocráticos", apunta este dirigente agrario. 

"No estamos en contra de las medidas para potenciar la sostenibilidad porque somos los primeros interesados", añade Barato. "Además, nos hemos dedicado a cuidar desde siempre el campo, pero de una forma coherente y con unos plazos razonables y siempre que se asegure primero la rentabilidad". 

En caso contrario, barrunta, las explotaciones agrarias van a sufrir "un problema muy serio a corto plazo y se va a poner en riesgo el sistema alimentario porque van a provocar la caída de miles de productores".

En España, el sector se muestra convencido de que les ha perjudicado mucho en la anterior legislatura el peso que tenían ministerios como el de Transición Ecológica o el de Consumo, por encima del de Agricultura, que quedó en segundo plano y con un responsable, Luis Planas, con menos fuerza política y con poca influencia para frenar leyes que, consideran los agricultores, se diseñaban en contra de la España rural y agraria y desde el más absoluto de los "desconocimientos". 

"Esa adaptación verde requiere de mucho dinero. No es que no la queramos hacer, pero con tiempo, en un plazo más amplio, y con unas inversiones que no supongan que se lleven por delante a muchos de los agricultores y ganaderos por decisiones de burócratas sentados en sus despachos que no tienen ni idea del campo", sentencia Barato. 

Todos piden "una hoja de ruta realista" y medidas de apoyo mucho más ambiciosas para que los agricultores profesionales puedan acometer la transición "de manera justa, equilibrada y rentable".

Los cambios impuestos llegan además en un ciclo productivo marcado por el encarecimiento de los costes de producción (un 35% se ha elevado el precio de los insumos sólo desde el año pasado), por la sequía continuada (que lleva, por ejemplo, a que dos campañas seguidas como la del aceite sólo produzcan la mitad de lo habitual y se disparen los precios) o la creciente "competencia desleal" de terceros países, que no tienen "las mismas exigencias fitosanitarias, laborales y de calidad a las que están obligados los países europeos o, simplemente, nos utilizan como moneda de cambio por conflictos comerciales de otros sectores que no tienen nada que ver con nosotros", se queja Miguel Padilla, secretario general de COAG. 

Sandías, melones o tomates procedentes de Marruecos o arroz y miel de países asiáticos son algunos de los ejemplos más significativos: "Consideramos fundamental intensificar los controles en frontera para garantizar la entrada de alimentos bajo las mismas exigencias fitosanitarias, laborales y de calidad", esgrime.

"Es un tema general, afecta a todos los sectores, no es que uno esté mejor que otros. Y se une la entrada en vigor de la aplicación de la PAC, impuesta desde Europa por encima de los gobiernos, que está produciendo además muchas incidencias que nuestros técnicos intentan resolver, pero está siendo muy complicado", reconoce Ángel Villafranca, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de España. 

"Es una situación muy dura y además esas medidas que nos obligan están siendo muy difíciles de aplicar porque no se trata ya de dinero o de presupuestos, que hay el que hay, sino de un problema común para el sur de Europa y especialmente para España", apunta. 

En parecida línea se expresa Cristóbal Cano, secretario general de UPA en Andalucía: "Reclamamos un trato igualitario, que haya reciprocidad, lo que se llamamos cláusulas espejo, es decir, que los productos que lleguen a Europa tengan las mismas exigencias y los mismos controles de sostenibilidad que los nuestros".

Este análisis también conlleva un aviso de posible desabastecimiento del sistema alimentario. 

"Como se comprobó en la pandemia, se trata de un asunto de máxima prioridad", por lo que instan a "proteger de manera indispensable el tejido productivo de las explotaciones para que puedan cumplir los agricultores y ganaderos con su función básica de proporcionar alimentos sanos y seguros a la sociedad a precios razonables", dentro de un modelo "profesionalizado". Padilla pide reforzar "nuestra soberanía alimentaria que proteja al sector ante las presiones de lobbies que tienen otro tipo de intereses", denuncia.

Una monarquía muy poco democrática / Joaquín Urías *


Alberto Núñez Feijóo va a intentar formar gobierno. No porque le corresponda constitucionalmente, sino porque así lo ha querido el rey.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, nos ha hecho saber que el rey, por su cuenta y riesgo, y sin su previo consentimiento, ha decidido imponernos a todos los españoles lo que más le conviene a los partidos de derecha. 

De hecho, la presidenta del Congreso, que es quien debería haber tomado esa decisión, ha dicho que desconocía las razones y que esperásemos a que el monarca publicara un comunicado. 

Al parecer ha refrendado la decisión política del rey sin saber siquiera sus motivos. La autoridad democrática más alta emanada de las últimas elecciones en este momento ha demostrado ser buena vasalla.

El comunicado de la Casa Real, publicado un buen rato después, es un ejercicio cutre de palabrería vacía propia de un trilero. Dice la Casa del Rey que hay una costumbre de encargar formar gobierno al partido más votado… aunque alguna vez ha habido excepciones. Por tanto, no es una costumbre obligatoria. De hecho, puede convertirse en una costumbre claramente inconstitucional porque si alguien que no es el más votado reúne apoyos suficientes desde el primer día sería flagrantemente inconstitucional que no intentara inmediatamente su investidura. 

El rey lo sabe y el comunicado borda el ridículo cuando dice que a día de hoy no se dan las condiciones para saltarse esa supuesta costumbre. Luego la razón real no es la costumbre, sino que, al no haber una mayoría clara de apoyo a otro candidato, él quiere echarle una mano a Feijóo. Y tan pancho. Que para eso sigue siendo el rey.

La Constitución no establece un plazo para encargar a alguien que intente la investidura. Tras la ronda de consultas, se podía esperar a que alguien reuniera una mayoría de apoyos o a que se demostrara como imposible para encargarle a nadie que intentara formar gobierno. Eso habría sido lo más razonable constitucionalmente. 

Pero parece que al rey, no a la presidenta del Congreso, sino al rey, no le apetecía. Algún partido político le había recordado estos días al propio monarca la conveniencia de no encargar gobierno a nadie hasta que se sepa quien puede reunir apoyos suficientes. Pero Felipe VI ha decidido que prefiere hacer política. Y como siempre, a favor de la derecha. Y sin presentarse a las elecciones.

Durante la elaboración de la Constitución, el rey Juan Carlos presionó en público y en privado para tener poderes ejecutivos. Los razonables constituyentes de 1978 no se los dieron. Dibujaron un Jefe de Estado con un papel exclusivamente representativo. Un símbolo que formalmente no tiene casi ni capacidad jurídica. Los actos del rey, todos menos los privados, carecen de validez sin el refrendo de un representante democrático. 

Lo dice literalmente la Constitución. Pero también dice que la responsable política del encargo de formar gobierno es la presidenta de las Cortes, de donde se deduce que sólo ella puede tomar esa decisión cuando no sea puramente formal.

Pero lo que diga la Constitución al parecer da igual. Durante el reinado de Juan Carlos se respetó la letra de la norma suprema y el monarca utilizó su influencia de manera informal. Desde que Felipe accedió al poder, tras la abdicación de su corrupto padre, que utilizó la Corona para enriquecerse ilícitamente, ha hecho todo lo posible por recuperar poder ejecutivo. 

Por la vía de los hechos, porque el texto constitucional no ha cambiado. En esa tarea lo apoya gran parte de los poderes fácticos y algunos teóricos, que estos días han llegado a escribir que el refrendo de sus actos es obligatorio. 

El encargo de gobierno a Feijóo no es constitucionalmente razonable. No parece dirigido a formar gobierno, que es el fin de la investidura del artículo 99 de la Constitución. Parece que el rey lo ha decidido para reforzar el liderazgo del líder popular o para acercar la convocatoria de nuevas elecciones reduciendo el tiempo de negociación del que dispone Sánchez. 

Ninguna de esas finalidades le corresponden. Porque él no es político. Alguien debería hacerle un tatuaje a Felipe de Borbón que le recordara cada día “tú no eres político, porque no te presentas a las elecciones”. En su defecto, los partidos deberían exigirle que vuelva a su papel o se vaya. Para siempre.

No va a pasar. Ni siquiera Sumar va a pedir la abdicación del rey Felipe VI. Las fuerzas “progresistas” se van a tragar esta nueva humillación del monarca. No se van a atrever, no ya a pedir la república, sino ni siquiera a criticar el borbonazo. Y se equivocan. Por algo, quien más apoya al rey para que asuma funciones ejecutivas es la ultraderecha. Vox sueña con un rey tan poderoso como quería Franco. Y el PSOE y Sumar le hacen el juego a la derecha tragándose sin rechistar los excesos reales.

Eso es así porque el rey representa la constitución material del país tal y como era en 1978, y se encarga de que lo siga siendo a día de hoy. La constitución material de un país son las fuerzas que fácticamente tienen poder en la sociedad: grandes empresarios, ejército, jerarquía católica, altos jueces… aquellos que manden en la sombra. 

Cada vez que Felipe de Borbón interviene en política y –dada su evidente falta de respaldo popular– invierte las reglas de la democracia, lo hace para beneficiar a los mismos: a esas fuerzas vivas que controlan España desde la puerta de atrás. 

Ya antes, este monarca ha mostrado en público su apoyo a corruptos y su desprecio por las clases populares. Entre otras cosas, en 2017 insultó gravemente a los votantes independentistas. Más tarde llamó al presidente del CGPJ, en mitad de un acto, para atacar directamente al Gobierno progresista. Ahora le hace el juego a la derecha, a pesar de que no tiene apoyos parlamentarios suficientes.

La monarquía es compatible con la democracia. Muchas de las democracias más avanzadas del mundo son monarquías. Pero eso solo es posible con dos condiciones: que el rey represente a toda la nación, ayudando a su unidad; y que no tome decisiones políticas, reservadas a los representantes democráticos. 

La primera era un reto difícil para una institución que más que con la historia legendaria se conecta con un dictador fascista que se saltó el orden dinástico y decidió quién debía reinar a su muerte. Las tomas de posición ideológica y los gestos del rey que lo han alejado de la España más progresista han terminado de dañar su imagen como representante de todos. 

La acción política de Felipe VI en momentos como el actual está terminando por hacer incompatible su reinado con un sistema democrático. Es posible una democracia con rey, pero no lo parece con este rey, que una vez más se ha salido de su papel constitucional. ¿Hasta cuándo vamos a permitirle abusar de nuestra democracia?

 

 (*) Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla. Ex letrado del Tribunal Constitucional y activista por los Derechos Humanos

 

https://ctxt.es/es/20230801/Firmas/43850/rey-felipe-vi-feijoo-sanchez-monarquia.htm