A
menos de 48 horas de apertura de los colegios electorales en España
todo indica que las fuerzas en concurrencia están casi todas muy
igualadas, lo que supone en la práctica una potenciación de la
proporcionalidad implícita en la Ley d'Hondt y la complicación de
partida en el proceso de formar gobierno. Porque, por primera vez, vamos
a ver una salida distinta a las conocidas hasta ahora desde la
restauración democrática, por lo que se pondrá a prueba la capacidad del
sistema para catalizar las voluntadades matizadas de todos los
españoles y su traducción parlamentaria en un momento más que decisivo
para un país todavía muy anclado en la crisis y con decisiones
estratégicas pendientes de tomar para poder ahormar un proyecto y
mantener su unidad dentro de los bloques internacionales a que
pertenece.
Entre esas fuerzas concurrentes tenemos un Partido Popular
(PP) que ahora promete hacer lo que ya prometió hace cuatro años y no
ha sido capaz de cumplir. Además, ha devenido en una estructura corrupta
generalizada y sin solución de continuidad, que ha terminado por
destrozar la percepción de su imagen pública durante el liderazgo de
Rajoy aunque anteriormente las prácticas fuesen parecidas. Al ser la
corrupción el segundo problema expresado por los españoles en las
encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se explica
mejor la enorme bolsa de indecisos a pocas horas de los comicios y cabe
interpretar que muchos de ellos deben ser votantes vergonzantes del PP
en anteriores elecciones.
Paradójicamente
el mejor banquillo para el manejo del aparato del Estado está en el PP
aunque Rajoy ha preferido no echar mano de sus integrantes que por algo
no han querido luego ir en sus listas ni participar en la campaña
electoral que termina esta noche. En caso de un posible gobierno de
coalición PP-Ciudadanos, ya sin Rajoy ni sus gentes, ese banquillo será
pieza clave del acuerdo ante el absoluto desconocimiento de Albert
Rivera y los suyos de lo que se llama 'engranajes del Estado' y, por
otra parte, absolutamente ajenos al complejo burocrático de Madrid al
provenir de Barcelona la mayoría. Incluso puede que el presidente sea
finalmente una figura no parlamentaria de ese PP en la sombra aceptada
por todos. Doble contra sencillo, llegado el caso.
Es
una hipótesis más que probable que el mundo económico español, y otros
mundos internos y externos, desean a Rajoy fuera de La Moncloa cuanto
antes. Él y su actual equipo están descartados 'a priori' por cualquier
potencial coaligado porque, propaganda interesada aparte, la
recuperación económica efectiva y definitiva es una falacia que el
propio De Guindos ha terminado por reconocer hace pocos días mientras es
mucho más que evidente que España ha perdido cuota e influencia
internacional, incluso dentro de la propia Unión Europea, donde nuestro
peso real no se corresponde con nuestra magnitud.
Pero
lo más relevante de todo es que el nivel de competencia del PP de Rajoy
está por los suelos como evidencian algunas presencias en el Parlamento
Europeo y algunas presidencias en comunidades autónomas. Porque este
partido es hoy la antítesis de un proyecto político de excelencia por lo
que no es nada de extrañar que, con carácter general, sus candidaturas
para el 20D estén trufadas de indeseables y/o guiñoles con muy contadas
excepciones, que también las hay gracias a algunas calidades personales
en trance de extinción pero aún no extintas pese a la derrota tomada
hacia el abismo en la reciente legislatura.
Sin abandonar el espectro del centro-derecha emerge, y no por casualidad, Ciudadanos,
un partido hibernado en Cataluña desde hace una década tras surgir,
dicen que por intervención en su día del Centro Nacional de Inteligencia
(CNI) ante la nula operatividad del PP en el Parlamento catalán y para
hacer frente al nacionalismo en progreso desde dentro del propio
territorio. También se dice que su tardía activación ahora, tiene mucho
que ver con las pretensiones del índice bursátil 'Ibex-35', que integran
las principales empresas cotizadas españolas, de sustituir con una
derecha nueva a la vieja derecha fundada por Manuel Fraga al observar el
éxito del proceso de evolución generacional en la izquierda no
socialista.
Pero
hay que reconocer que este partido ha improvisado en su forzada
expansión por todo el territorio nacional y muchas de sus candidaturas
han terminado por ser infumables aunque sea una organización centralista
desde Barcelona y la más populista de las que están ahora en presencia y
emergencia. Logrado el objetivo de desalojar a Rajoy al frente de la
derecha, y recompuesto el PP, es muy probable que casi desaparezca en
las siguientes elecciones generales a celebrar antes de dos años ante su
liderazgo endeble, incluso ya percibido por los electores de cara al
próximo domingo.
Además,
detrás de esa endeblez de Rivera se esconden asesores personales
influyentes provenientes de otros partidos y verdaderos directores de la
estrategia y voluntad de este muchacho de poca sustancia con el afán de
gobernar en la sombra llegado el caso de una coalición para alcanzar La
Moncloa en posición dominante, cosa hoy que no se ve a tenor de los
últimos sondeos publicados en Andorra. Esos asesores no tan ocultos
estarían más cerca del Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC) que
del PP y sólo entienden una coalición con la vieja derecha si es para
que el presidente del Gobierno de España sea el catalán Albert Rivera.
Por la izquierda, el histórico PSOE
es hoy una organización bajo mínimos pero con un jóven líder, Pedro
Sánchez, muy bien visto por la Corona y único homologado por el
enigmático Club Bilderberg frente a los otros candidatos, dos matices
que no se deben pasar por alto a la hora de reflexionar sobre el voto a
emitir teniendo en cuenta, sin embargo, que las candidaturas socialistas
presentadas son esta vez de tercera división en bastantes
circunscripciones y que también alimentan la enorme bolsa de indecisos
vergonzantes socialistas a estas alturas.
La
pérdida de credibilidad y nivel son, pues, los peores enemigos en este
momento para recibir votos aunque este partido sea el preferido de
determinadas instituciones del Estado a pesar de la corrupción, también
estructural, que arrastra en Andalucía. Pero Sánchez es una clara pieza
del sistema y, pese a su edad y poca experiencia política sólamente
municipal, eso no es insuficiente para contender con un muy desgastado
Rajoy, hasta decirle en un debate público lo que millones de españoles
piensan. Eso podría haber significado un relanzamiento de sus
posibilidades para frenar a otras opciones de izquierda -entre utópicas e
inexpertas-, lo que no parece ser el caso a tenor de los últimos
sondeos trancendidos.
Pero,
en cualquier caso, debe quedar claro que un Gobierno sin el PP no puede
prescindir del PSOE por muy magros resultados que coseche el próximo
domingo, lo que no parece una tendencia fatal tras el rumbo tomado por
la campaña electoral en su recta final. El próximo ejecutivo de la
nación o lo encabeza una figura impóluta del PP o Pedro Sánchez, tal
como desea la Unión Europea para conjurar otra experiencia como la
griega de Syriza, si bien parece que la Comisión Europea y la mayoría de
centro-derecha en el Parlamento de Estrasburgo prefiere antes que nada
lo homónimo para alejar las exigencias de Podemos respecto a la OTAN y
algunas negociaciones comunitarias estratégicas hoy en marcha. Si la
coalición fuese inevitable, el ministro de Defensa a consensuar parece
que será el general José Julio Rodríguez, sin descatar a Carme Chacón
como vicepresidenta junto a Iglesias en otra vicepresidencia.
Y aquí llegamos a Podemos,
la única fuerza que, además, de emergente sigue emergiendo en todos los
sondeos publicados y los conocidos más tarde por difundidos en el
extranjero. Porque parece estar en un 'efecto rebote' tras bajar en
intención de voto como consecuencia de tantas contradicciones
programáticas ante las cámaras de la televisión. El electorado, como es
también el caso de Rivera, tiene más que bien medido a Pablo Iglesias y
descubierto lo limitado de sus tres principales universos vitales
(Vallecas, Zamora y el bar de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología de la Universidad Complutense en el campus Somosaguas), no
obstante lo cual si le vota es, en muy gran medida, en plan castigo a
terceros y no porque este otro muchacho convenza, cada vez, más.
Porque
Podemos es una organización que será sometida a grandes cambios en el
futuro si antes de las siguientes elecciones generales no sucumbe por el
viejo centralismo democrático que le caracteriza e impone la actual
dirección neochavista y caudillista.
Expresión
política única, pero no mayoritaria, del 15-M, no parece haber sabido
digerir del todo hasta la fecha ese espíritu aunque puede hacerlo más
adelante si el propio proceso interno decanta un nuevo rumbo apoyado
sobre procedimientos mucho más democráticos y alejados de prácticas
comunistas hace tiempo descartadas como opción por sociedades
materialmente tan avanzadas como la española.
El
proceso de confección de las listas electorales de Podemos, a imitación
de como las hacía el viejo PCE, no va a proporcionar nuevos líderes
frente a Iglesias-Errejón pero el elemento humano que va conformando la
organización es de calidad y terminará por darle la vuelta a este estado
inicial de cosas o generar otro proyecto paralelo que anule el actual
vista la dinámica observada en los actos de campaña y lo sucedido a
Podemos en Cataluña.
En cuanto a Unidad Popular-IU-V,
la marca del PCE para concurrir a estas elecciones, tiene el mejor
candidato, junto a la ya imposible UPyD, y el más utópico de todos.
Puede dar una sorpresa al final y no entrar en solitario en el Congreso
de los Diputados aunque, visto lo visto, la Ley d'Hondt lo va a castigar
al situarse a mucha distancia de los demás tan igualados. Si logra unos
cuantos escaños, resultará vital para el apoyo parlamentario a un
hipotético Gobierno de centro-izquierda. De fracasar, acabará en Podemos
(o lo que de ella resulte) con toda la gente jóven que ha integrado
diversas candidaturas de progreso para medirse con las de los amigos
personales de Pablo Iglesias por la negativa de éste a una coalición
preelectoral de izquierdas.
(*) Periodista y profesor
No hay comentarios:
Publicar un comentario