PUERTO
VALLARTA.- La guerra es un vector adicional para acelerar el colapso
económico y una gigantesca operación de reingeniería social. Según Diario de Vallarta, estas son las diez señales de que la Guerra de Ucrania, es la segunda fase del Gran Reset.
La
guerra entre Rusia y Ucrania ya está provocando una alteración sin
precedentes en las cadenas de suministro mundiales, exacerbando la
escasez de combustible e induciendo niveles crónicos de inflación.
Las consecuencias económicas de la guerra conducirán a una dramática reducción de la mano de obra mundial.
La
guerra ha reducido significativamente la dependencia de Europa del
sector energético ruso y ha reforzado la importancia de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible de la ONU y de las emisiones «netas», que se
encuentran en el centro del Gran Reset.
La
escasez de alimentos creada por la guerra ofrecerá un gran impulso a la
industria de la biología sintética, transformará radicalmente el sector
agrícola y fomentará la adopción de alternativas cultivadas en
laboratorio.
La
exclusión de Rusia de la SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones
Financieras Interbancarias Mundiales) generará el tipo de retroceso
necesario para acorralar a grandes franjas de la población mundial en
una red de control tecnocrático.
La
guerra marca un importante punto de inflexión en la aspiración
globalista de un nuevo orden internacional basado en reglas y anclado en
Eurasia.
El
conflicto entre Rusia y Ucrania catapultará a Israel, uno de los
principales defensores del Gran Reset, a un protagonismo internacional
aún mayor.
Las identificaciones
digitales son un pilar central de la agenda del Gran Reajuste del Foro
Económico Mundial. Deben racionalizarse en todos los sectores, cadenas
de suministro y mercados como forma de avanzar en los ODS 2030 de la
ONU.
Europa
está directamente en la línea de fuego una vez que está en marcha una
guerra híbrida entre la OTAN y el eje chino-ruso. El peligro de
ciberataques reforzará las exigencias de ciberseguridad, y por lo tanto,
impulsará los sistemas de identificación digital.
Las
implicaciones económicas de esta guerra serán tan desastrosas que los
gobiernos y el sector público necesitarán una importante inyección de
capital privado para hacer frente al déficit de financiación.
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