Eso es lo que se desprende de sus palabras en una entrevista del The Washington Post Live titulado “Moonshot: Dentro de la carrera de nueve meses de Pfizer para hacer posible lo imposible”. En ese programa, Bourla explicaba la decisión de las vacunas ARNm como si no hubiera sido suya, como que otros le hubieran convencido para hacerlo. Ha dicho cosas como estas:
- “Fue contradictorio porque Pfizer estaba dominando, o digamos que teníamos muy buena experiencia y conocimientos con múltiples tecnologías que podrían dar una vacuna, y las Novartis que son algunas de las vacunas, fuimos muy buenos en hacer eso. En vacunas de proteínas hemos sido muy buenos y en muchas otras tecnologías”.
- “El ARNm era otra tecnología, pero teníamos menos experiencia, solo dos años trabajando en ello, y en realidad el ARNm era una tecnología con la que nunca se había producido un solo producto hasta ese día, ni una vacuna, ni ningún otro medicamento”.
- “Así que fue muy contrario a mi intuición y me sorprendió cuando me sugirieron que este es el camino a seguir, yo lo cuestioné”.
- “Los dos años de trabajo en ARNm desde 2018 junto con BioNTech para desarrollar la vacuna contra la gripe les hicieron creer que la tecnología estaba madura y que estábamos en el momento de fabricar algún producto”.
- “Entonces me convencieron. Seguí mi instinto que me decía que sabían lo que estaban diciendo. Son muy buenos y tomamos una decisión muy difícil en ese momento”.
Da la sensación de que la compañía que preside Bourla va a poner en breve cabezas de turco a para que paguen por las responsabilidades que tienen los que de verdad toman las decisiones. Estos están empezando a recoger cable y se nota demasiado.
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