MAHÓN.- Las condiciones del puerto de Maó,
con la imposibilidad de admitir la entrada de barcos que superen los
277 metros de eslora o incluso menos con determinadas características
técnicas, no se adaptan a las tendencias que imperan de un tiempo a esta
parte en el mercado de cruceros.
Las compañías optan cada vez más por
embarcaciones grandes, por encima de los 300 metros de eslora, y por
obtener la máxima rentabilidad de cada escala. No es que no quieran
venir a Maó, es que no pueden.
Las consecuencias de esta disonancia ya están aquí. Según se dio a
conocer en la jornada de trabajo organizada ayer por Autoridad Portuaria
de Balears en Maó
para analizar la situación de este sector con todos los actores
implicados, de las 115 escalas y 134.000 pasajeros de este año (cifra
récord en cuanto a número de turistas) se pasa a una previsión de 68
escalas y unos 80.000 pasajeros en 2019.
Y lo más preocupante es que no
se trata de un hecho puntual. Para 2020 se intuye otro desplome
mayúsculo, como explicó Jorge Nasarre, de Autoridad Portuaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario