Para Kirill «hoy existe una prueba de lealtad a este poder, una especie de transición a ese mundo ‘feliz’, el mundo del consumo excesivo, el mundo de la ‘libertad’ visible. ¿Sabes cuál es esta prueba? Es muy simple y a la vez terrible: es un desfile gay.
Las solicitudes para realizar un desfile gay se consideran una prueba de lealtad a ese mundo, tan poderoso, y sabemos que si las personas o los países rechazan esas solicitudes, se quedan fuera de ese mundo. Esto quiere decir que se trata de imponer por la fuerza un pecado condenado por la ley de Dios, y por lo tanto, obligar a las personas a negar a Dios y su verdad».
Según el patriarca de Moscú, «lo que está pasando hoy en día en las relaciones internacionales no solo tiene un significado político. Estamos hablando de algo diferente y mucho más importante que la política. Se trata de la salvación humana, hacia dónde irá la Humanidad», remarcó.
Sin embargo, «seremos fieles a la palabra de Dios, seremos fieles a su ley. Nunca toleraremos a los que difuminan la línea entre la santidad y el pecado y más aún a los que promueven el pecado como ejemplo o como uno de los modelos del comportamiento humano».
«Hoy nuestros hermanos en Donbass, los ortodoxos, sin duda están sufriendo, y solo podemos estar con ellos, especialmente en la oración», concluyó Kirill. Al mismo tiempo, «debemos orar para que la paz llegue cuanto antes, para que la sangre de nuestros hermanos y hermanas se detenga, para que el Señor incline su misericordia sobre la tierra sufriente del Donbass».
La cuestión religiosa en Ucrania es muy complicada. Los fieles ortodoxos de las Iglesias de Moscú y Kiev superan los 140 millones, de un total de 220 en el mundo.
En 2018 se produjo un cisma histórico que condujo a la creación de la Iglesia ucraniana. La decisión del patriarca ecuménico de Constantinopla -‘primus inter pares’- de reconocer a Kiev como Patriarcado autocéfalo, ha envenenado aún más las las relaciones entre las distintas ramas de los ortodoxos.
Dentro de Ucrania, la situación también es compleja. La mayor parte de los 41 millones de ucranianos son ortodoxos, pero están divididos en tres sectores: el que sigue vinculado al patriarca de Moscú, el de la nueva Iglesia nacional de Ucrania, y el constituido ya autocéfalo con anterioridad en la diáspora.
El país cuenta además con una importante minoría católica, de rito no latino pero unida a Roma, que llega hasta el 10 por ciento de la población.
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