miércoles, julio 20, 2022

Ucrania lucha contra la infiltración rusa en los poderes del Estado

 


KIEV.- El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, puso negro sobre blanco al citar una amenaza que sobrevuela desde el inicio de la invasión rusa. Zelenski concretó que 651 personas están acusadas de facilitar información al enemigo —el Ministerio del Interior elevaba la cifra hace un mes a 700—. La principal preocupación son los colaboradores de Rusia en los poderes del Estado. El mandatario ucraniano ha dado ahora un golpe de efecto al suspender de sus cargos a la fiscal general y al jefe de los Servicios de Inteligencia (SBU).

Zelenski anunció la suspensión de Iván Bakanov como jefe del SBU y de Irina Venediktova como fiscal general. Representantes del Gobierno de Estados Unidos han asegurado a The New York Times que la caída de Bakanov no se debe a que se filtrara información de sus agencias de inteligencia a Rusia. 

Estas fuentes también indicaron al mismo diario que desde el inicio de la guerra, la información de inteligencia norteamericana ya no pasa por el SBU, sino que va directamente a las Fuerzas Armadas ucranianas. 

Zelenski responsabiliza a Bakanov y a Venediktova de haber permitido un coladero de colaboradores rusos en sus respectivos departamentos.

No han sido formalmente cesados todavía, solo apartados del cargo, según informó Andrii Smirnov, vicejefe de la oficina del presidente, a la espera de que finalicen las investigaciones en marcha. “Todos esperábamos las medidas necesarias e incluso resultados radicales por parte de los responsables de estos dos órganos”, afirmó Smirnov. 

“Sin embargo, continuamos encontrando docenas de colaboradores y traidores en ambas administraciones, seis meses después de iniciarse la guerra”, añadió.

Bakanov, amigo de Zelenski desde su infancia, ha estado a su lado desde que este se convirtió en un actor famoso hasta su salto a la política para alcanzar la presidencia en 2019. La espada de Damocles pendía sobre Bakanov desde el inicio de la ofensiva rusa. Christopher Miller, corresponsal de Politico en Ucrania, informó en junio de que Zelenski ya estaba sopesando destituir a Bakanov. 

Zelenski perdió la confianza en él, y la principal razón, según Politico, era la pérdida de la ciudad de Jersón, en la costa del mar Negro, en un visto y no visto y sin tomar decisiones estratégicas que frenaran el avance ruso.

Los ceses ordenados por Zelenski en posiciones clave no son nuevos. El presidente comenzó en abril un proceso de destitución contra dos generales del SBU, el antiguo responsable de asuntos internos del organismo Andrii Naumov, y el exjefe de los servicios secretos en Jersón, Serhiy Krivoruchko. 

En su mensaje diario a la nación del domingo, Zelenski recordó que ya había despedido previamente a los jefes de seguridad para Crimea —anexionada por Rusia en 2014— y al de la provincia de Járkov. En junio fue detenido un alto funcionario que trabajaba en el Consejo de Ministros, sin que se hiciera pública su identidad, acusado de traición.  

Ya el 8 de julio la congresista de Estados Unidos Victoria Spartz, ucraniana de nacimiento y representante del Estado de Indiana por el Partido Republicano, envió una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiendo que investigara los posibles vínculos con Rusia de Andrii Yermak, hombre de la máxima confianza de Zelenski y primer responsable de su oficina.

Las acusaciones de Spartz contra Yermak  son que ha facilitado información a Bielorrusia, que rebajó la información que recibía Zelenski sobre una posible invasión en febrero, saboteó negociaciones de paz con Rusia que había dirigido él en Minsk, que fue el principal responsable de que Jersón fuera tomada con facilidad y que ha retrasado expresamente la adquisición de armamento. 

Yermak, Bakanov y el propio Zelenski, su núcleo duro, fueron duramente criticados en el pasado por los sectores más nacionalistas ucranianos, con el partido Solidaridad Europea del expresidente Petro Poroshenko al frente, por considerarlos demasiado conciliadores con Rusia y por priorizar supuestos intereses empresariales en el país enemigo.

Los diputados de Poroshenko han empezado, poco a poco, a poner en cuestión a Zelenski por su gestión. Volodímir Ariev, diputado del grupo de Poroshenko, afirmó en su cuenta de Twitter que daba credibilidad al documento presentado por Spartz: “Esto es muy grave, porque esto no sale del Congreso sin sospechas serias”. 

María Ionova, también diputada de Solidaridad Europea, aseguró el 3 de julio al Frankfurter Allgemeine Zeitung que en el futuro pedirán explicaciones al Gobierno por fracasos como el de Jersón.

El Presidente relevó el 9 de julio a cinco diplomáticos de vital importancia: los embajadores en Alemania, Hungría, República Checa y Noruega —cuatro aliados— y al embajador en India, uno de las pocas potencias que se han mostrado próximas a Rusia. 

El caso más polémico fue la destitución de Andrij Melnik al frente de la misión diplomática en Berlín. Melnik cargó públicamente contra el Gobierno alemán y contra personalidades del país, acusándolos de ser poco contundentes con Rusia. 

La gota que colmó el vaso fue la defensa que el embajador hizo de Stepan Bandera, líder ultranacionalista ucraniano durante la II Guerra Mundial. 

Los Ministerios de Exteriores de Polonia e Israel hicieron públicas sus quejas. Para una parte significativa de la ciudadanía ucraniana, Bandera es ante todo un héroe que luchó por la independencia del país, mientras que, según el consenso de los historiadores, fue un líder antisemita, antipolaco y colaborador con los nazis.

La presión política sobre Zelenski aumenta, no obstante, a medida que pasan los meses. 

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