MOSCÚ.- Según las conclusiones de dos diputados rusos recogidas por el diario ruso Kommersant, que Rusia no haya logrado culminar sus objetivos tras cinco meses de invasión no se debe a la falta de planificación o carencias del Ejército ruso, sino a la influencia de los denunciados biolaboratorios de EE.UU. en suelo ucraniano para potenciar la capacidad de los soldados ucranianos, auténticas «máquinas de matar» como si fueran mutantes y frente a los que los soldados de Putin juegan con cierta inferioridad.
En concreto se trata de Konstantin Kosachev, vicepresidente del Consejo de la Federación de Rusia, e Irina Yarovaya, vicepresidenta de la Duma estatal, quienes desvelaron «los sorprendentes hallazgos de su investigación», según ha citado el diario estadounidense Daily Beast.
Según las supuestas pruebas de sangre realizadas a los presos de guerra ucranianos, los diputados dicen haber hallado un considerable número de enfermedades que indican que fueron sometidos a «experimentos secretos con fines militares», lo que les ha convertido en «monstruos crueles».
A juicio de los parlamentarios, basándose en «tres meses de investigación», Ucrania experimentó con los militares recurriendo a «enfermedades extremadamente peligrosas, que en ciertas circunstancias podrían distribuirse con fines militares». Al mismo tiempo, informaron sobre billetes infectados con el virus de la tuberculosis en la República Popular de Lugansk y sobre el estudio de gangrena gaseosa en uno de los laboratorios veterinarios de Mariúpol.
Además, aseguran, que la presencia de anticuerpos contra la hepatitis A en la sangre de los presos ucranianos probaba la existencia de biolaboratorios estadounidenses teniendo en cuenta que un exministro de Sanidad de Ucrania era un ciudadano ucraniano-estadounidense que había trabajado para adquirir medicamentos para el tratamiento de esa enfermedad.
«La crueldad y barbarie con la que se comportan los militares de Ucrania, los crímenes que cometen contra la población civil, esos crímenes monstruosos que cometen contra los presos de guerra, confirman que este sistema de control y creación de una cruel máquina asesina fue implementado bajo la dirección de los Estados Unidos», afirmó Yarovaya a los periodistas.
En resumen, según esta última teoría difundida por autoridades rusas, los estadounidenses estarían inyectando a los soldados ucranianos una suerte de suero secreto que les aporta poderes especiales convirtiéndolos en monstruos, según crónica del diario español Abc.
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