lunes, enero 18, 2016

Diez detenidos ya por presunto fraude en la empresa pública 'Acuamed'

MADRID.- La Guardia Civil ha detenido a diez personas y ha practicado quince registros en una operación de la Unidad Central Operativa (UCO) del cuerpo contra el fraude en contratos en la empresa pública Aguas de las Cuencas Mediterráneas (Acuamed), dependiente del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Fuentes de la investigación han señalado que entre los detenidos figura el director general de la empresa, Arcadio Mateo del Puerto, y la directora de Ingeniería y Construcción de esta misma entidad.

La denominada ‘operación Frontino’ está siendo llevada a cabo por la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado en la sede de la empresa, ubicada en la calle de Albasanz, en Madrid, pero también en las delegaciones de Acaumed en Murcia y Valencia, cuya sede está en el centro de la ciudad del Turia, junto a la Plaza de Toros y por el se desconoce si durante el registro de la misma se ha producido alguna detención.
Durante la operación, que permanece abierta y dirigida por la Fiscalía Anticorrupción y el titular del Juzgado nº 6 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, se ha detenido además de responsables de Acuamed, a personas relacionadas con empresas adjudicatarias de esta entidad pública.
De hecho, también se están efectuando registros en puestos de trabajo concretos de esas empresas adjudicatarias. Los agentes investigan si altos cargos de la entidad y de otras empresas pudieron cometer algún fraude en los contratos públicos. Fuentes jurídicas han indicado que se trata de una operación por corrupción en infraestructuras de obra pública acuaria en la cuenca del Mediterráneo.

Rajoy, no; el PP, tampoco / Ramón Cotarelo *

Cinco segundas figuras de los partidos con mayor representación parlamentaria se vieron ayer las caras en el plató de el objetivo de Ana Pastor en la Sexta. E hicieron poco más que verse las caras porque entre lo que ellos se interrumpían recíprocamente y lo que les interrumpía el mando pastoril apenas pudieron decir gran cosa. 

Ignoro si la señora admite sugerencias, pues parece bastante pagada de sí misma, pero, por si acaso, ahí va una: suprima esas morcillas de la "maldita hemeroteca" y otras triquiñuelas aparentemente objetivas. Sirven para que ella se luzca, sí, pero: a) desestructuran el programa dando una patada innecesaria a una de las tres unidades del teatro clásico; b) son una parodia manipuladora. Ayer fue patente que se trataba de destrozar la imagen de Sánchez en provecho de la de Iglesias. Pero, aunque fueran menos manipuladoras, serían igual de inútiles porque ese trabajo de contraste (y contexto) no puede hacerse en el medio televisivo. No puede hacerse en serio, claro, aunque sí cabe montar esa ridícula chirigota para solaz de necios.

De lo poco que cupo entender a los contertulios -que no se dejaban hablar, por cierto- se sigue una conclusión evidente: nadie quiere al PP y mucho menos a Rajoy. Me atrevo a sospechar que ni Monago. Por supuesto, la cuestión de los pactos y las nuevas elecciones es un verdadero lío. Pero el terreno firme está claro: Rajoy no.

El presidente de los sobresueldos ya sabe que su coalición preferida, su propuesta estrella  (PP+PSOE+C's) no va a salir. La invoca por si cuela, pero en su fuero interno, la voz interior de Husserl lo tiene convencido de que es imposible  y prefiere que no haya coalición alguna y se convoquen nuevas elecciones. Por eso, en lugar de contactar con los otros líderes parlamentarios prefiere trabajarse a su partido para ser el candidato otra vez .

El PP no puede pactar con el PSOE ni con nadie porque, diga Monago lo que diga, después de este desastre de cuatro años de abuso, robo, dislate y corrupción y todo ello a la brava, por ordeno y mando, nadie quiere ni acercársele. Además, ¿cómo iba a gobernar una hipotética coalición PSOE+PP sabiendo que hay que derogar todo lo que el PP ha hecho en cuatro años? Sería ridículo hasta para los políticos españoles.

La pelota de la famosa centralidad política está en el tejado del PSOE. El pacto más natural, el que Palinuro siempre ha defendido es el de PSOE+Podemos. Tampoco llega a la mayoría absoluta. Tendría que sumar los 2 de IU y quizá los 6 del PNV y seguiría en minoría. Tendría que contar con la abstención de los catalanes. Tal es el punto neurálgico de este problema, como siempre. El PSOE no está dispuesto a pactar nada con partidos independentistas y tampoco con quienes defienden el referéndum de autodeterminación en Cataluña o, en palabras de Suzana Díaz y Rajoy al alimón, "quienes quieren romper España". En el caso de C's más rechazo, si cabe,  

O sea, el gran obstáculo es el referéndum catalán. Si Podemos se obstina en mantenerlo (cosa bastante razonable porque esa propuesta es muy sensata), no habrá gobierno de coalición en España. Si lo retira, perderá una cantidad imprecisa de votos de las franquicias (entre 10 y 15) y sus flamantes 69 diputados se reducirán a 55 más o menos. Aun sumando los 2 de IU y los 6 del PNV, necesitaría de nuevo la abstención de los independentistas catalanes.

Paradoja: el gobierno de España depende de los votos de quienes quieren romper con España, como señaló Palinuro la misma noche de las elecciones y modestia aparte.

El modo de salir del laberinto sería que el PSOE fuera menos intransigente y menos estirado con el referéndum. ¿Por qué es tan dificil llegar a un acuerdo? Por eso, por la intransigencia y el extremismo. ¿Por qué no pueden PSOE y Podemos llegar a un  pacto en el que el referéndum quede fuera, pero sin que Podemos tenga que renunciar expresamente a él como los judíos tenían que abjurar de su fe en la Inquisición? Porque seguimos siendo tiesos e intolerantes como la Inquisición.

Reúnanse en buena hora PSOE y Podemos; acuerden un programa de gobierno común y especifiquen en hoja aparte sus discrepancias. Por ejemplo, esta del referéndum. ¿Qué inconveniente hay en que Podemos trabaje en su favor en las instituciones sin que ello suponga ayuda o connivencia del PSOE? Al fin y al cabo, las mismas gentes de Podemos piden un referéndum en Cataluña pero advierten de que votarán "no" a la independencia. Hagan asimismo pedagogía con su posible aliado socialista, traten de convencerlo de algo que, por lo demás, es perfectamente honroso y hasta conveniente. En algún momento, cuando el PSOE recapacite, se convencerá de que es lo más razonable.

Y para entonces habremos ganado mucho tiempo en desmontar la bestial involución de cuatro años de PP: reforma laboral, Ley Wert, Ley Mordaza, privatizaciones, todo a la basura. Y, en ese interín, a su vez, el gobierno catalán, que también estará aplicando su hoja de ruta, acabará convocando un referéndum sobre la Constitución de la Repúbica catalana. Sería extraordinario y muestra cierta de que las cosas han cambiado en este país, que el gobierno español se sentara a negociar con el catalán ese referéndum. 
 
Independencia a término
 
Buena entrevista a Oriol Junqueras en Ara. Es insólitamente pronto para valorar cuestiones objetivas de su gestión o de la del anterior porque aún no ha empezado. Pero tienen su importancia dos puntos que intrigan, uno del pasado y otro del futuro. En cuanto al pasado, se trata de recoger información sobre lo que sucedió los primeros días de enero de este año durante las frenéticas negociaciones de Junts pel Sí y la CUP. Junqueras da pistas y cuenta cómo trató los asuntos con Mas, qué se contaron respectivamente y cuál fue su actitud. Esto, añadido a la información que trae hoy elMón.cat de que fue la dimisión de Baños el catalizador del acuerdo contribuye a que nos hagamos una idea ajustada de lo que pasó y cuál fue la reacción de la CUP.

La otra cuestión de interés tratada en el entrevista es la del plazo de 18 meses para la independencia. En algunas ocasiones Junqueras y otros han señalado que se trata de un término aproximado. Es obvio. Si, como dice Espinoza, toda determinación es una negación, la fijación de un plazo perentorio para un proceso en el que está todo por hacer, por inventar, incluso el camino que debe recorrerse y hasta el vehículo en el que se hará, resultaría absurdo. El gobierno catalán tiene ante sí una tarea endemoniada como es poner en pie las estructuras de un Estado nuevo, republicano, en el seno de una Monarquía que tratará de torpedear el empeño por todos los medios y sin darle pretexto para emplear los coactivos o violentos. Algo muy difícil. 

Hay un concepto constitucional en la República Federal de Alemania que aquí no se aplica: la Bundestreue o "lealtad federal". Y aquí no se aplica porque no existe. Obviamente, el gobierno central estará vigilando con los cien ojos del gigante Argos todos los pasos y medidas del nuevo gobierno catalán y, si este transgrede en algo la ley, lo llevará a los tribunales. Pero se hace difícil imaginar a qué medios pueda recurrir para obstaculizar o impedir que el gobierno catalán ponga en marcha sus estructuras de Estado (entre otras cosas, porque podrá darles nombres variados e imaginativos), pues no cabe invocar el concepto de Bundestreue

La cuestión se planteará (ya apuntó en la entrevista que Monica Terribas hizo  a Puigdemont) en el instante en que la Generalitat pida a los ciudadanos catalanes que no paguen sus impuestos a la Hacienda española sino a la catalana. Ese será el momento crucial, el determinante, el que pondrá fuera de la legalidad a los ciudadanos catalanes que obedezcan las indicaciones de su gobiernno. El  arranque mismo de la independencia.

En el fondo, con todos sus trémolos simbólicos, el punto explícito de la soberanía es la recaudación de impuestos. La feliz separación entre la Iglesia y el Estado que se consagró  en Francia en 1905 (y que ya nos gustaría tener en España) comenzó a fraguarse siglos antes (XIII/XIV) en el conflicto entre el Rey Felipe IV, llamado "el Hermoso" y el Papa Bonifacio VIII a propósito de a quién debía pagar impuestos el clero francés, si al Papa o al Rey. Si para resolver ese conflicto del todo en Francia se tardaron 600 años, parece irrelevante que los catalanes lo hagan en 18 meses o en 16 o en 24.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
 

Detenido el director general de la empresa pública 'Acuamed' por presunta contratación fraudulenta

MADRID.- La Guardia Civil registra la sede de Acuamed (Aguas de las Cuencas Mediterráneas), una empresa pública dependiente del Ministerio de Agricultura que se encarga de otorgar contratos a diferentes empresas para la construcción de embalses y cuencas hidrográficas.

La Guardia Civil ha arrestado al director general de la empresa, Arcadio Mateo del Puerto, y la subdirectora de Ingeniería y Construcción, María Gabriela Mañueco Pfeiffer. Se les acusa de contratación fraudulenta. Los registros han comenzado por la sede de la empresa en Madrid, la sede central, pero también se están llevando a cabo en los centros de Murcia y Valencia.
El motivo de los registros es la búsqueda de numerosos contratos públicos inflados adjudicados para el desarrollo de obras públicas en la cuenca del Mediterráneo. Las fuentes aseguran que la cuantía del fraude que se investiga es "muy importante".
La empresa tiene como objetivo promover las infraestructuras necesarias "para dar solución a la compleja gestión del agua en las cuencas mediterráneas españolas, con el fin de impulsar el desarrollo de las regiones en las que opera", según se lee en su página web, que añade: "[La empresa] tiene por objeto la contratación, construcción, adquisición y explotación de toda clase de obras hidráulicas. Se trata de actuaciones de interés general, que se están realizando en el ámbito de las cuencas hidrográficas del Segura, Júcar, Ebro, cuenca Mediterránea Andaluza y cuencas Internas de Cataluña".
Agentes de la Benemérita se encuentran en la puerta de la empresa en la calle de Albasanz, en Madrid, para controlar los accesos.

domingo, enero 17, 2016

El pueblo quiere pactos / Ramón Cotarelo *

Así lo dice El País, que ha mandado a los de Metroscopia por los campos de España, como missi dominici, a preguntar su opinión a los ciudadanos súbditos de Felipe VI.

La situación en el reino se ha invertido, como ya señalamos en su día: ahora hay un gobierno fuerte en Cataluña, con mayoría absoluta y el gobierno de España está en funciones, mientras se aclara el turbio panorama que dejaron las elecciones del 20D .

Según tradición parlmentaria corresponde al partido más votado tantear sus posibilidades en primer lugar. A Rajoy le parece injusto negociar cuando está claro que debe gobernar el partido más votado, el suyo. Se le antoja de sentido común. Lo otro, coaliciones que son un fraude. No está mal para dicho por alguien que estuvo cuatro años gobernando fraudulentamente pues lo hizo en contra del programa por el que los ciudadanos-súbditos le habían votado. Por desgracia, eso del "partido más votado" no significa nada en democracia parlamentaria en donde gobierna quien tiene más diputados que, no se olvide, también significa más votos, sumados.

Todos los pactos posibles parecen ser imposibles. El de la gran coalición ha sido desechado por el PSOE y también el tripartito estilo búnker. Queda el pacto de la izquierda, ese que Rajoy juzga contra natura. Es término dentro de un orden: todo el mundo sabe que la izquierda está siempre yendo contra la naturaleza y el orden cósmico. Es gente rarísima: siempre quieren cosas antinaturales: divorciarse, abortar, casarse con alguien del mismo sexo o de ninguno, y hasta quieren que los hombres dejen de maltratar a las mujeres. Es gente rara, sí. Pero la coalición no es dificil por cuestiones naturales sino políticas y aritméticas. Podemos propugna un referéndum de autodeterminación en Cataluña del que el PSOE no quiere ni oír hablar hasta el punto de que su defensa implica romper toda posibilidad de diálogo. Si este asunto no se resuelve, no puede haber pacto de izquierdas. Los otros posibles no servirían para nada sin los 90 y/o 42 de Podemos más los 27 de las franquicias. Tampoco merece la pena considerar un gobierno en minoría del PP con apoyo del PSOE. Esa es la peor posibilidad para el PSOE, peor, seguramente, que acudir a elecciones.

Evitar las nuevas elecciones, parece ser el mensaje popular. Que contradice los intereses de todos los partidos. Todos aspiran a mejorar sus resultados, excepto el PSOE. Lógico que todos quieran las elecciones excepto, claro, el PSOE y eso aunque los resultados previstos serían más o menos similares a los actuales.

Los catalanes han evitado las elecciones nuevas. No está nada claro que vaya a suceder lo mismo en el Estado. La composición de gobierno es mucho más difícil porque son más de dos polos en juego.

En realidad, si no hay una conciencia de elecciones nuevas en España es por la sospecha generalizada de que, digan lo que digan los sondeos, el partido que aparezca como rompedor de los pactos, tendrá castigo en las urnas. 
El referéndum catalán se hará
Ese referéndum que debió haberse celebrado hace años tropezó con la intransigencia centralista de la oligarquía española, apoyada en esto (al igual que en otras cuestiones, como la monarquía) por el PSOE. Este está animado del mismo espíritu centralista pero disfrazado de jacobinismo, como si tal cosa fuera más progresista que la negativa de la derecha caciquil y nacionalcatólica a reconocer el caracter nacional de los territorios que lo tienen.

Ese referéndum que está siendo caballo de batalla en la esfera pública española y, sobre todo, en las perspectivas para un gobierno de coalición PSOE y Podemos. El referéndum, que Podemos, con notable, aunque tardía clarividencia, defiende, es considerado por el PSOE como impedimento absoluto para pactar nada. Se entiende está obsesión por el temor a perder votos en España. Los socialistas llevan ya muchos perdidos desde las elecciones de 2008 y, quizá por eso, actúa con esa contundencia de nacionalismo español.

Pero esto es un error garrafal y el PSOE no está para andar cometiendo muchos. No es verdad (o ya no es verdad) que un referéndum y su inevitible explotación demagógica del PP a través del España se rompe reste votos en España. Los tiempos han cambiado bastante; el electorado español probablemente ya no responde al patrón, siempre imaginado por la oligarquía y el clero, de gente simple, supersticiosa, cerradamente católica, firme sostén del trono y el altar. Cabe hacer pedagogía del derecho de autodeterminación en España. Lo ha demostrado Podemos y, si hay elecciones anticipadas, lo demostrará más.

Carles Puigdemont prevé un referéndum catalán sobre la nueva Constitución de la República catalana. El referéndum está en boca de todos y  todos sabemos que, al final, habrá que hacerlo. Quizá si Pedro Sánchez reflexiona un poco sobre el asunto, se libra del aliento centralista de Rubalcaba y repara en que solo se oponen al referéndum los sectores más arraigados, corruptos y caciquiles de la derecha española y los cuadros, dirigentes y apparatchiquis del socialismo, pueda replantear el asunto con una mentalidad algo más moderna.

Sería un buen momento para rectificar tanta baladronada de la más casposa gran nación española.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

sábado, enero 16, 2016

La aporía de la unidad / Ramón Cotarelo *

Cuando, en la misma noche electoral del 20D, Palinuro advirtió de que pasaría lo que hoy trae en portada El País, se le echó encima la legión de trolls de Podemos con la habitual sarta de improperios de linchaflautas.

Esa misma noche, Iglesias daba la interpretación canónica y falsa del resultado electoral: Podemos = 69 diputados y tercera fuerza política. Algo había que decir para disimular la verdadera situación: 42 diputados (los otros 27 eran de las franquicias locales) y de sorpasso al PSOE, nada. Una derrota en toda línea en comparación con las expectativas. Desde entonces, las terminales mediáticas de la formación morada -Público, la Sexta- y los fieles creyentes siguieron con la patraña con fervor doctrinal: 69 diputados. Y quien dijera lo contrario era un fementido traidor, un envidioso, un facha, un... En fin.

La dura realidad se ha impuesto y, aunque lo intentaron, los de Podemos no consiguieron los cuatro grupos que necesitaban vitalmente para que el conflicto en su seno no estallara y se hiciera patente. (De todo esto ha dado cuenta Palinuro en posts anteriores). De ahí el exabrupto de Iglesias cuando finalmente le dijeron que no: era el fin de la patraña del 69. Una patraña típicamente española y no de vieja política sino antediluviana: el adalid de la España plurinacional es incapaz de reconocer esa plurinacionalidad en su propia casa. Como siempre: se venden recetas que no se tienen, pieles que no se han cazado, fantasías, castillos en el aire.

Aquí cabría una pequeña consideración aquilatando lo que realmente han traído de nuevo a la esfera pública española estos innovadores. Muy poco. Nada. Llaman comunicar a contar mentiras e invenciones; los análisis independientes no se escuchan y se pretende ahogarlos con manadas de trolls rabiosos; los discursos del mando están alimentados de pura propaganda y falsedad; la autocrítica no existe y la crítica es pura conveniencia táctica; solo cuenta el efecto mediático inmediato; autenticidad, sinceridad, verosimilitud: cero. 

Pero no merece la pena. Esta legislatura no ha hecho sino arrancar. Habrá más ocasiones de hablar. De hecho, ya vuelve la canción unitaria que acunó los primeros vagidos de estos guerreros de la nueva política en la vieja IU. En Oviedo, algunos cargos de Podemos, que sienten la querencia unitaria celebran una reunión  con los restos del pecio comunista y algunos de sus más gloriosos capitanes, como Anguita, Gerardo Iglesias y Manuel Monereo, todos ellos en busca del sempiterno Eldorado de IU, esto es, la formación de una alternativa unitaria (la unidad jamás desaparece de los discursos de estos escisionistas compulsivos) a la fementida socialdemocracia. 

Es de esperar, por el bien de Podemos, que esta reunión de comunistas y excomunistas se reduzca a amargar el fin de semana a Llamazares porque, como vaya más allá y crezca y se plantee una unidad real con tan recalcitrantes fracasados, los 42 diputados de Podemos de ahora pueden no llegar a la veintena  en las siguientes elecciones y la casta solo les habrá durado una legislatura.
 
Hablar el catalán
 
Las buenas formas y maneras comienzan a abrirse paso en estos páramos mesetarios. El primer paso lo han dado los plebeyos, Iglesias y Sánchez que, por fin, han llamado a Puigdemont, flamante 130º presidente de la Generalitat. Si también lo hará Rajoy, otro plebeyo y futbolero, es un imponderable. Dudo mucho de que lo haga Rivera, que tiene un problema psiquiátrico y edípico con su país, Cataluña. No sé por qué no lo ha hecho Urkullu. 
 
  Y supongo que al Borbón habrá que llevarlo a rastras al teléfono y obligarlo a marcar el número para que ceda. Ignoro por qué se resiste de este modo cuando tiene ejemplos más que sobrados de flexibilidad en su familia: Carlos IV y Fernando VII corrieron a entregar la corona de España y su inmenso imperio ultramarino al Emperador Napoleón I. Isabel II coronó su veraneo en San Sebastián exiliándose en París y a Alfonso XIII le bastaron unas elecciones municipales para coger las de Villadiego. Quizá piense, como sus antepasados, que estos catalanes acaban siempre tragando.

Puede llevarse una sorpresa. ERC anuncia que no acudirá a consultas con el Rey si este no recibe antes a Forcadell y a Puigdemont. Son ganas de fastidiar. ¿Qué más les dará, si ellos son republicanos? Pues por eso precisamente. Así, entre su republicanismo y la ya patente ineptitud de la Casa Real, no ha comenzado la legislatura y ya tenemos un conflicto de negra honrilla. Típicamente español.

Pero vayamos a lo positivo. Pablo Iglesias sí ha llamado y ha expuesto a Puigdemont su punto de vista sobre la cuestión catalana. El más avanzado de todos los del nacionalismo español: referéndum unilateral con Podemos defendiendo el no a la independencia. Palinuro aplaude porque es por lo que viene abogando hace años. Pero ya no está muy seguro de si surtirá efecto. Las cosas han cambiado bastante y, a base de cerrazón española, la gente también, de forma que no es seguro que tenga mucho apoyo ahora, aunque lo respalde Colau. Y eso sin contar con un dato definitivo: Podemos necesitará bastante más diputados que 42 para conseguir que el Parlamento español autorice un referéndum unilateral en Cataluña, al que hoy por hoy, se oponen 253 diputados de PP, PSOE y C's.

Pedro Sánchez también ha llamado a contar a Puigdemont a su vez los planes federales del PSOE que, con la actual aritmética parlamentaria, no son tan cuento de la lechera como los de Podemos, pero no se diferencian mucho. Son, quizá, númericamente más viables que los de Podemos, pero de contenido y substancia mucho más vagarosos e improbables. Es difícil enseñar federalismo a los catalanes que, desde Pi y Margall son los que mejor o peor han venido defendiendo la idea. Y es difícil que un partido tan jacobino como el PSOE (a pesar de su jerga federal) pueda hacer una propuesta atractiva a día de hoy y como están las cosas.

Pero, y lo han comentado muchos en la Villa y Corte: tanto Iglesias como Sánchez han quedado gratamente sorprendidos de haber encontrado en Puigdemont una persona flexible, dispuesta al diálogo, con ánimo de concordia.

¿Qué esperaban? ¿Que mordiera? O tienen muy mala conciencia o ven demasiada Intereconomía.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

jueves, enero 14, 2016

Sigue viva la tensión entre Borbones y nacionalistas catalanes / Antonio Sánchez-Gijón *

Las recientes tensiones en la relación de los actuales gobernantes de Cataluña con respecto del titular del Reino de España, Felipe VI, son una muestra más de las ambivalentes o a veces hostiles vinculaciones entre la Casa de Borbón y las instituciones y partidos nacionalistas, lo que nos invita a echar la mirada a siglos atrás, al comienzo del XVIII.

En el pa­recer del nuevo pre­si­dente de la Generalidad, Carles Puigdemont, ex­pre­sado hace dos o tres años, unos in­va­sores tienen ocu­pada Cataluña, y él y sus com­pa­triotas se iban a en­cargar de ex­pul­sar­los. Si el co­mienzo de la in­va­sión fue la ocu­pa­ción de Barcelona por las fuerzas de Felipe V al final de la Guerra de Sucesión (y la his­toria no su­giere otra co­sa), Puigdemont ya ha em­pe­zado a cum­plir su pro­mesa, ne­gán­dose a prestar ju­ra­mento de lealtad a Felipe VI de Borbón, cuando asumió hace dos días el cargo de ‘president’ que le otorga la Constitución Española.

Pero…, ‘plus ça change, plus c’est la méme cho­se’. Todo el epi­sodio de su se­lec­ción como can­di­dato, acor­dada hace pocos días entre las fuerzas so­ciales del na­cio­na­lismo con­ser­vador y el re­vo­lu­cio­na­rio, no es algo no­ve­doso en la his­toria de Cataluña. Se dio tam­bién en 1714, en los días fi­nales del dra­má­tico sitio de Barcelona por el ejér­cito de Felipe V, que acabó to­mán­dola al asalto po­niendo fin a la Guerra de Sucesión. En las dos oca­sio­nes, los que de­ten­taban la he­ge­monía so­cial dentro de Cataluña (Convergencia, Mas, etc. en el úl­timo epi­so­dio) se ple­garon a la vo­luntad in­fle­xible de los sec­tores po­pu­lares (CUP). Algo pa­re­cido ocu­rrió tam­bién en la Cataluña re­pu­bli­cana, du­rante la guerra ci­vil.

En torno a esas in­ci­den­cias del se­gundo de­cenio del XVIII, pongo la mi­rada en el his­to­riador Salvador Sanpere i Miquel (finales del s. XIX), y sigo el re­sumen ‘crítico’ que de su obra hace el ca­te­drá­tico de Historia de la uni­ver­sidad de Lérida, Roberto Fernández, en su libro “Cataluña y el ab­so­lu­tismo bor­bó­ni­co”, que he ve­nido re­señando en esta co­lumna.

Sanpere se ocupa de la pugna entre los de­fen­sores de Barcelona en 1714, cuando todas las evi­den­cias mos­traban que la úl­tima re­sis­tencia al ejér­cito de Felipe V era inútil y no cau­saría sino más des­truc­ción. Sucedió en­tonces que los “brazos pri­vi­le­gia­dos” se rin­dieron “a las exi­gen­cias del Brazo po­pu­lar”, y pro­lon­garon la re­sis­tencia contra la opi­nión de los ex­pertos mi­li­ta­res, una vez que éstos com­pro­baron que no que­daban ya re­cursos ni lle­garía au­xilio ex­te­rior. Hubo “sobra de men­te­ca­te­ría” en re­sis­tir, dice Sanpere, y como prueba cuenta cómo los si­tiados hi­cieron Generala a la Virgen de la Merced para que les ayu­dase a pro­longar la re­sis­tencia hasta que los aus­triacos y sus aliados vol­vieran a hacer la guerra a Francia y España.

La crí­tica de la his­to­rio­grafía ro­mán­tica a Sanpere fue uná­nime, dice Roberto Fernández. Es com­pren­si­ble, piensa uno: tratar la épica con sar­casmo no es fácil de per­do­nar. Pero hay di­vi­sión de opi­nio­nes. En aquella trá­gica si­tua­ción se im­puso lo que el his­to­riador del s. XX Ferrán Soldevila llamó “el ‘seny’ más au­tén­ti­co”, que “había de acon­se­jar, pa­ra­dó­ji­ca­mente, la te­me­ri­dad, ya que sólo ella podía salvar las ins­ti­tu­ciones ca­ta­lanas de una muerte se­gu­ra”.

Los Borbones tra­jeron pro­greso 
(al menos los tres pri­me­ros)
 Aunque el tema de la di­fe­ren­cia­ció­n-u­nidad entre Cataluña y España do­mina la his­to­rio­grafía de la se­gunda mitad del XIX y la pri­mera del XX, que tu­vieron un sen­tido ge­neral de ‘tensión más con­vi­ven­cia’, la ac­tual está do­mi­nada por los que no ven más que ‘extraneidad’ entre las dos en­ti­da­des.

La ma­yoría de los au­tores de la Renaixença coin­ciden en dos te­sis: que la lle­gada de los Borbones su­puso un re­corte de las li­ber­tades de Cataluña y que sus po­lí­ticas tra­jeron un ele­vado grado de mo­der­ni­za­ción y pro­greso. Así, Antoni Aulèstia: con Carlos III, dice, Cataluña “emprendió de­ci­di­da­mente el ca­mino hacia la vida mo­derna, dando im­pulso a todas sus ac­ti­vi­da­des”. Frederic Rahola ar­gu­menta lo mismo res­pecto de la eco­nomía ca­ta­lana. Los dos si­guen la es­tela de Antoni de Capmany, de fi­nales del XVIII.

Joaquim Rubio i Ors, aunque fue quien en­tregó a Alfonso XII el fa­moso “Memorial de Agravios”, atri­buye grandes be­ne­fi­cios a la di­nastía Borbón. Lo hecho por Felipe V logró “asombrar a Europa” con su for­ta­leza mi­li­tar, su con­quista de Sicilia y la toma de Orán, y por le­vantar las “abatidas in­dus­tria y agri­cul­tura” de Cataluña, crear las Reales Academias, etc. 

Enric Prat de la Riba, autor de “La na­cio­na­lidad ca­ta­lana” (1906) y re­dactor de las Bases de Manresa para el au­to­go­bierno, aunque afirma que los enemigos se­cu­lares de Cataluña ha­bían sido Castilla y Francia, ca­li­fica la Junta de Comercio de Barcelona, creada por Fernando VI, de “institución me­mo­ra­ble, primer por­taes­tan­darte de nuestro re­na­ci­mien­to”, pero no cede en su ar­gu­mento de que la na­cio­na­lidad ca­ta­lana había sido me­dia­ti­zada por la cas­te­llana desde el tiempo de los Trastamara (s. XV). Muchos de los se­gui­dores de Prat com­parten una misma di­co­tomía analí­tica: España es un es­tado, Cataluña es una na­ción. Otros, sin em­bargo, ad­miten una doble na­cio­na­lidad y un doble pa­trio­tismo, muy en la línea de los ‘románticos’ Bofarull y Balaguer. Salvador Sanpere rea­liza esta sín­tesis desde una po­si­ción his­to­rio­grá­fica más cien­tí­fica que lo que se es­ti­laba en la época.

Sanpere pos­tula “una España de las Españas”, es de­cir, una Cataluña y una Castilla, etc. ‘españolas’, y atri­buye la pér­dida de in­fluencia de Cataluña en España “a una de las cua­li­dades más ca­rac­te­rís­ticas del pueblo ca­ta­lán, su an­ti­patía por las no­ve­dades po­lí­ti­cas” (cursiva de Sanpere). En con­se­cuen­cia, man­tener la fi­de­lidad a las viejas leyes “ha sido la causa de la ruina de nuestra na­cio­na­li­dad”. Esas viejas le­yes, cuando Felipe V las abo­lió, es­taban ya ‘débiles’ y ‘enfermas’. Sanpere no es el fa­vo­rito de los his­to­ria­dores na­cio­na­listas ac­tua­les.

Auge y crí­tica del na­cio­na­lismo
 
Después de dos de­ce­nios de re­la­tiva inac­ti­vidad his­to­rio­grá­fica entre el XIX y el XX, Fernández señala su reac­ti­va­ción en el tercer de­cenio de esta úl­tima cen­tu­ria, hasta la II República. Destaca en este pe­riodo Antoni Rovira y Virgili, para quien el Setecientos cul­mina el pro­ceso de “desnacionalización de Cataluña”. La guerra civil es­pañola agu­diza su des­con­fianza hacia lo cas­te­llano y es­pañol, que vienen a ser lo mismo: “Felipe V y Franco bus­caban las mismas me­tas: des­na­cio­na­lizar Cataluña”, según la sín­tesis que Fernández hace del pen­sa­miento de Rovira. Este creía que a fi­nales del s. XVIII, “Cataluña había ol­vi­dado la causa ca­ta­la­na”, y por eso la mi­sión de los his­to­ria­dores fu­turos de­berá ser la ‘renacionalización’ de Cataluña.

Es la mi­sión que asume Ferrán Soldevila, que tam­bién per­te­neció a las filas de los ‘derrotados’ en la guerra ci­vil, pero lo hace apo­yán­dose en una in­gente labor de in­ves­ti­ga­ción que pu­blica du­rante el fran­quismo. En su obra, Soldevila busca “un equi­li­brio entre su vi­sión ca­ta­la­nista con su vi­sión de Estado es­pañol”, en el decir de Fernández. Suya es una “Historia de España” en ocho vo­lú­me­nes, edi­tada bajo el fran­quismo, lo que pa­rece co­rregir la vi­sión de la vida aca­dé­mica de ese pe­riodo como un erial, según tra­ta­rían luego de hacer ver los his­to­ria­dores neo-­na­cio­na­lis­tas. Soldevila ce­le­bra, como “uno de los he­chos más tras­cen­den­tales de nuestra his­to­ria”, “la ar­ti­cu­la­ción de la eco­nomía ca­ta­lana con las de otros te­rri­to­rios pe­nin­su­la­res”.

Con todo, como tengo es­crito en otro ar­tículo an­te­rior (“Hacen falta he­rra­mientas geo­po­lí­ticas para en­tender lo de Cataluña”, 28 de di­ciembre 2015), el na­cio­na­lismo his­to­rio­grá­fico ca­talán debió so­bre­po­nerse, des­pués de Soldevila, al im­pacto cien­tí­fico de dos au­to­res, uno ca­talán (Jaume Vicens Vives) y otro francés (Pierre Vilar), que se apro­xi­maron al es­tudio de la his­toria con nuevas téc­nicas y apor­taron cri­te­rios his­to­rio­grá­ficos que co­rre­gían se­ria­mente o re­cha­zaban la vi­sión na­cio­na­lista de la his­toria de Cataluña. Queden las re­señas sobre los his­to­ria­dores pos­t-­Vives y pos­t-­Vilar para otro día.

(*) Periodista

La tecnología 'Moht' en la agricultura y hortofruticultura / Ángel Tomás Martín *

Casi de forma imperceptible, sin que la motivación obedezca a planificación ni ejecutiva humana, se está operando un cambio mundial de los estándares sociales, que paulatinamente nos va alejando de la estructura actual del sistema. Ha empezado a emerger la "economía colaborativa voluntaria", cuyos objetivos serán compartirla por todos, la ayuda mutua y el trabajo en equipo para el bien social.

La economía dirigida actual busca el éxito solo en el crecimiento del consumo descontrolado, origen de todas las crisis soportadas desde la gigantesca de los años treinta del siglo pasado, que solo han originado endeudamiento insoportable generalizado y que han conducido a la llamada "recesión de balance" o proceso de reducción del endeudamiento; por eso es poco realista postular incrementos del crédito para impulsar de nuevo el crecimiento económico.

La "economía colaborativa voluntaria" ha comenzado por un menor consumismo, ajustando el gasto a lo necesario e imprescindible, entre lo cual destaca una alimentación cada vez más sana y orgánica. Se ha iniciado como protagonista y pilar básico la producción de alimentos y formas de consumir, por ello, los cambios estructurales en el futuro se definirán empresarialmente por su adaptación a los nuevos mercados de consumo, fomentando la solidaridad.

Si aplicamos lo expuesto al sector agrario y sus derivados, de transcendental importancia para España, observamos que carece de la necesaria promoción y protección, colectiva y estatal, que es víctima de abandono y degeneración, pero superado por la competencia exterior, y obligado al desplazamiento de una buena parte de nuestras empresas especializadas, con experiencia de siglos, a mercados con mayores avances técnicos, más protectores y de costos más competitivos. 
Nos referimos a la agricultura en general y a la hortofrutícola en particular, extendidas por casi todo el territorio nacional, aunque de una manera más intensiva y productiva la procedente del Levante español, cuyas provincias de Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería superan el 80,7% del total, y optimiza nuestro PIB, crea trabajo en otros sectores (envases, transporte, fabricación de derivados, etc.) y contribuye positivamente a la balanza comercial y a los ingresos del Fisco. 
Es inaplazable abordar definitivamente un sector nutricional natural con calificación de excelencia internacional, ya que se nos están adelantando tanto las economías poderosas como las emergentes; para lo cual se necesita talento político-económico, voluntad inquebrantable, generosidad colectiva y abandono de los intereses político-regionales. Siendo tarea a largo plazo se precisa mano firme de los gestores de la política nacional de forma ininterrumpida, continuada, y vinculante.

La agricultura en general, al tener como empresa la entrada de sus flujos de capitales productivos cada doce meses, se encuentra en inferioridad de condiciones con otros sectores, como el industrial, que tiene sus flujos productivos cada tres meses y se diversifican por todos los mercados, mientras los productos agrícolas convergen principalmente en tres: Europa, América del Norte y los países de Extremo Oriente. 
Los costos de producción seguirán su tendencia alcista, ocasionando la reducción progresiva de los beneficios que podrían conducir al colapso, salvo que cambie la tendencia productiva, solo aplicable con el "agua" como hilo conductor del progreso tecnológico, cuyo impedimento se debe a nuestra problemática social. 
En agricultura la investigación científica seguida del desarrollo tecnológico son la garantía de rentabilidad, por ello, los países que logran una mayor integración de ambos, son los dominadores de los mercados de consumo. España debe estar atenta a promoverla con mayor rapidez, o pasaríamos al grupo de naciones carentes de una riqueza indispensable para una economía de futuro.

Veamos las causas y soluciones más importantes del desfase investigación-desarrollo:

1.- Regular y controlar las necesidades nutricionales de las plantas, evaluando las necesidades de abonos expresada no solo con unidades/Ha., sino por kilo producido, tal  como se vende, pues los nutrientes se absorben por iones por su carga, siendo solo posible con la imprescindible necesidad de la injustamente discutida "agua", cuyo riego vital modernamente se lleva a cabo por goteo, que con las nuevas tecnologías supone el aprovechamiento escrupuloso, ecológico e ideal del preciado líquido, conocido y dominado por el agricultor levantino, y

2.- Los países más avanzados en tecnología agronómica están adoptando las teorías de nutrición celular de P. Michel, (premio Nobel 1978), las de J. Deisenhofer, (premio Nobel 1988)  y R. Haber (1972) en fotosíntesis y su aprovechamiento, y la de J.A. Raven (1986), que con sus estudios armonizaron la cantidad de nutrientes que absorbe la planta por gramo de materia seca y hora, así como el control del desequilibrio electroquímico a nivel celular. Avances que sumados y aplicados son vitales para nuestra supervivencia económica, aunque lamentablemente entorpecidos y pospuestos por intereses comerciales o partidistas.

Los avances descritos constituyen la tecnología llamada MOHT, que establece los sistemas de mayor ajuste del riego y la reducción de costos, pero inviable sin la disponibilidad del conductor "agua", cuyo aprovechamiento escrupuloso y libre de dispendios, son conocidos y experimentados por los más competentes agricultores, los del sureste. Estos avances en la nutrición vegetal, ya en vía de desarrollo en Levante, son conocidos como sistema "Nutricompact".

Si los altos responsables de nuestra dirección y gestión agrícola desconocen la técnica expuesta, no la estimulan y restringen o suprimen el riego, ¿cómo se permite que ocupen puestos de tan alta responsabilidad careciendo de dotes de planificación y desarrollo ?, ¿ por qué no se concluye el proyecto del Plan Hidrológico Nacional y se reanudan urgentemente las obras, vitales para nuestro futuro nutricional y económico?, ¿ por qué se permite que algunos gobiernos regionales, carentes de solidaridad interregional y pletóricos de inconformismo, se crean propietarios exclusivos del Patrimonio Hidráulico Nacional de todos los españoles? con su actitud solo consiguen división, injusticia y pobreza.

Como compensación se inició el "Plan Desalinizadoras", que han fracasado en todo el mundo civilizado (California y Oriente Medio, entre otros). Por otro lado, resulta muy difícil y costoso eliminar el boro del agua desalinizada, que se va acumulando en el suelo disminuyendo la producción y envenenando progresivamente el arbolado en pocos años. Debe ser rechazada también para el uso humano de acuerdo con la legislación internacional sobre el agua.

Resulta de una torpeza supina que aguas sobrantes de nuestros ríos viertan inmensas cantidades de metros cúbicos al mar, para luego rescatarlas, tratar de potabilizarlas inútilmente, y con inversiones faraónicas en sus instalaciones, funcionamiento y conservación.

Tengamos la esperanza, como decíamos al principio, de que el cambio mundial que se está operando restablezca la unión, la economía colaborativa voluntaria y el trabajo en equipo de todos.

(*) Economista y empresario

domingo, enero 10, 2016

Banco Sabadell pierde 778 millones de euros de valor en Bolsa en cinco semanas


MADRID.- Los principales bancos españoles cotizados han perdido en poco más de un mes unos 18.000 millones de euros en capitalización bursátil, que se han esfumado, entre otras razones, por el descalabro de las bolsas chinas, la caída del precio del crudo y las tibias medidas anunciadas en diciembre por el BCE.

Según datos del mercado, en sólo cinco semanas el valor bursátil conjunto de estas entidades -Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell y Bankinter- ha pasado de 164.204 millones de euros a 146.293 millones.
La pérdida de capitalización ha sido muy desigual entre las entidades, siendo el Santander el que más se ha dejado en el camino con una reducción de su valor en bolsa de 14.671 millones de euros.
Le han seguido muy de lejos BBVA, que en estas cinco semanas se ha dejado 8.341 millones de capitalización; Banco Popular, 1.382 millones; Banco Sabadell, 778 millones; y Bankinter, 688 millones.
No obstante, ha habido dos entidades, CaixaBank y Bankia, que no han sufrido los vaivenes de los mercados y han elevado su capitalización bursátil en estas cinco semanas.
En concreto, CaixaBank la ha elevado en casi 5.000 millones de euros y Bankia, en unos 3.000 millones.
En el conjunto del sector financiero, la pérdida de valor comenzó en diciembre, concretamente el día 3, cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció unos estímulos monetarios para reactivar la economía de la eurozona que fueron menos agresivos de lo previsto y causaron una amarga decepción a los inversores, que llevaban meses esperando.
Según explicó Draghi, la decisión del BCE de ampliar en el tiempo (hasta marzo de 2017) pero no en volumen el programa de compra de deuda pública y privada que inició en marzo de 2015 para reactivar la economía, se debe a que la institución "ya no es tan pesimista" acerca de la recuperación de la economía europea.
Pero la tibieza de Draghi no gustó nada a los inversores, que esperaban que aumentara también la cuantía de las compras de deuda, y ese mismo día comenzaron a huir de la renta variable tras comprobar el efecto que tuvo la decisión en el mercado de divisas, con un fuerte rebote del euro frente al dólar, que pasó de cambiarse de 1,05 a 1,09 dólares.
Las principales plazas bursátiles de Europa cerraron ese día con fuertes pérdidas, las más elevadas desde el mes de agosto, que fueron superiores al 3 % en Fráncfort y París; al 2,27 % en Londres y al 2,47 % de Milán.
Similares a estos últimos fueron los recortes registrados en España, donde el Ibex 35 se desplomó el 2,41 %, lastrado especialmente por las caídas de las acciones de las empresas que tienen negocio fuera de España, debido al citado encarecimiento del euro, según explicaron ese día los expertos.
El mercado de renta variable europeo también se ha visto fuertemente perjudicado en las últimas semanas por el desplome del precio del crudo Brent, la referencia para Europa, que se ha situado por debajo de los 33 dólares por barril por primera vez en casi doce años.
Otro motivo de tensión ha sido la nueva regulación bancaria, que requiere, entre otras cosas, que las entidades tengan cada vez más capital para hacer frente a posibles crisis.
Y la guinda la ha puesto esta misma semana el pánico desatado en las bolsas de todo el mundo por las fuertes pérdidas registradas en los parqués de China, aunque se atenuaron algo el viernes después de que las autoridades decidieran suspender el mecanismo aprobado recientemente para interrumpir las sesiones demasiado volátiles.
Esto ocurrió, por ejemplo, el miércoles, con una jornada de apenas 30 minutos, la más breve de la historia de los mercados de ese país, al interrumpirse la sesión después de que el selectivo mixto con grandes firmas de Shanghái y Shenzen CSI 300 bajara más del 7 %.
El objetivo de ese sistema era evitar que se repitieran debacles como las del pasado verano en esas bolsas, que llegaron a afectar a otros mercados mundiales.
El pasado 8 de julio y tras la primera semana de caídas, el regulador chino prohibió a los grandes accionistas (aquellos que controlan el 5 % o más de una compañía) vender sus acciones durante seis meses, plazo que se cumplió el viernes, lo que suponía que cerca de un billón de títulos iban a quedar desbloqueadas mañana lunes 11.
Aunque las autoridades no esperaban ventas generalizadas, los desplomes de esta semana se produjeron porque los inversores individuales -que son casi el 90 %- temían que los grandes accionistas pudieran vender sus paquetes, por lo que se adelantaron en masa a fin de salvar los muebles antes de que sus acciones perdieran más valor todavía.
Y vistos los resultados, las autoridades decidieron anular la suspensión automática de las cotizaciones, con lo que el viernes las bolsas chinas cerraron con alzas del 1,97 % en Shenzhen y del 1,20 % en Shanghái.

jueves, enero 07, 2016

El hundimiento a mínimos del precio de los fletes marítimos apunta a un parón del comercio mundial

VALENCIA.- El cambio del modelo productivo de China, la mayor economía del planeta -más consumo interno y menos exportaciones- está haciendo estragos en el llamado Baltic Dry Index o Índice Seco del Báltico, según adelanta el digital español http://valenciaplaza.com

Se trata de un indicador poco conocido entre los pequeños inversores, pero muy tenido en cuenta por los grandes -y muy especialmente entre analistas y economistas- porque refleja la evolución del coste del transporte marítimo de mercancías. O lo que es lo mismo: una de las claves de la economía del planeta.
Ayer miércoles dicho índice establecía su mínimo histórico en los 468 dólares, lo que deja bien a las claras de que se avista un parón del comercio mundial. Y más con el papel que desempeña el gigante chino.
El indicador, que elabora desde 1985 la sociedad Baltic Exchange -creada en 1744 en un café de la City londinense-, refleja la contratación de fletes marítimos de carga seca de las 26 principales líneas marítimas mundiales y ya se ha desplomado un 62% desde los 1.200 puntos que marcó a primeros de agosto pasado. Un hecho que ha añadido más motivos de preocupación ante un posible parón del comercio mundial y, obviamente, afectando a navieras y puertos marítimos.
El Baltic Dry Index (BDI), que toma como referencia el transporte de productos sólidos a granel, se considera un indicador adelantado de la actividad comercial, ya que los precios de los fletes guardan relación con la demanda de capacidad en los buques mercantes. Y a menor demanda, precios más bajos.
Todo ello llega en plena convulsión de los mercados chinos ante las cada vez mayores dudas que está despertando la ralentización de la economía del gigante asiático. De hecho, los precios de las materias primas -buena parte transportadas por mar- ya han venido anticipando una caída del consumo de las mismas y así lo viene recogiendo el BDI.
Además, el comentado cambio de modelo de la economía china supone que necesitarán menos materias primas -por ejemplo- de las que venían exportando y con ello se resentirá el tráfico mundial... y la economía del planeta. 
La caída en picado del BDI comenzó a gestarse a finales del pasado mes de agosto, precisamente cuando las bolsas de todo el planeta se tambalearon por la ralentización de la economía china en lo que fue un auténtico aviso a navegantes.
El desplome de este índice de contratación de fletes marítimos, al ser un indicador adelantado, supone una seria amenaza de la recesión económica al transportarse menos y, lógicamente, bajar los precios para poder competir.

domingo, diciembre 27, 2015

La Corona necesita más biblioteca / Francisco Poveda *

La Corona es símbolo de unidad y permanencia del Estado y, según la vigente Constitución española, arbitra y modera el funcionamiento regular de las Instituciones. El Rey jura guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes así como respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas. Pero además, la Constitución debe establecer una sociedad democrática avanzada en nuestro país, según los padres de la Patria que la consensuaron y redactaron para su aprobación en su momento por las Cortes Generales ya democráticas.
A partir de lo anterior, la sensación al menos de las burguesias periféricas ilustradas y empleadas en el tercer sector o el terciario avanzado es que Felipe VI ha perdido una gran oportunidad con ocasión de su segundo mensaje de Nochebuena a todos los españoles por no asumir el necesario liderazgo en un país inserto en la incertidumbre tras las elecciones del 20D y sometido de nuevo a tensiones territoriales, en presencia y en potencia, que requieren de inteligentes fórmulas flexibles y variadas que conjuren rupturas unilaterales de efecto inducido acumulativo en Galicia, País Vasco, Navarra y Cataluña para seguir casi seguro por Valencia y Baleares sin descartar concluir con Aragón y Canarias.
Por el bien de la Corona y del futuro de España, el contraste de pareceres sobre la forma y fondo de ese mensaje navideño debe servir de elemento de reflexión y análisis sobre el momento del proceso de todos los españoles hacia el objetivo constitucional de esa sociedad avanzada que el entorno del monarca en la Casa Real, o no parece tener claro del todo, o teme que lleve aparejado el cuestionamiento serio de la utilidad de la institución monárquica por incapacidad de adaptación del régimen del 78 a la tan diferente España del entrado siglo XXI.
Y, efectivamente, desde científicas convicciones monárquicas modernas en mi condición de castellano mediterráneo, me inclino porque eso sea así en tiempos tan utilitaristas por radicales, lo que no legitima que esta vez Felipe VI haya pensado más en conservar su testa coronada, algo importante para la continuidad de su dinastía, que en la urgencia del momento para España, que no pasa ni por la rigidez de posicionamientos personales u oligárquicos ni por el quebradizo dogmatismo constitucional, por lo que se juega en este envite la propia Corona si muestra una actitud de intransigencia e inmutabilidad. 
Y ese mensaje, a mi juicio, sí pone en riesgo a la monarquía al adolecer del más mínimo pensamiento estratégico por sus ideólogos y/o redactores palaciegos al considerarlos como equivocados en nuestro particular trance histórico. ¿Creía asi Felipe VI defenderse mejor de quienes claman un cambio de régimen o de quienes lo desean y no lo dicen desde dentro? ¿Quién o quienes son los que miran hacia atrás? Seamos serios porque nos jugamos mucho todos.
Creo que en La Zarzuela existe una excelente bodega para atender a los relevantes invitados que la frecuentan pero también tengo entendido que la biblioteca personal del monarca es muy exigua pese al impagable asesoramiento docto de la profesora Carmen Iglesias desde niño al actual rey de España. Poner los libros, para empezar, a la altura de la cantidad y calidad de esas botellas sería un acertado primer paso hacia la verdadera excelencia para evitar a la Familia Real cometer más errores de bulto por déficit de cultura general política e histórica.
Porque todas las revoluciones burguesas que en el Mundo han sido a partir de la Ilustración, desde la inglesa de Cromwell en 1648 hasta la americana de George Washington en 1763, pasando por la francesa de Robespierre en 1789, son producto de la falta de perspectiva de los luego perdedores por recluirse a la defensiva en sus viejas posiciones, lo que cargó de razones a quienes a fuer de pedir y no ser atendidos, optaron por abandonar a su suerte lo que ya no servía a sus sociedades respectivas en diferentes pero secuenciales momentos históricos.
Es preocupante, además, que el tradicional mensaje real sólo lo viesen esta vez  6,6 millones de espectadores cuando el pasado año fueron 8,2, lo que denota pérdida de interés en lo que pueda decir o plantear el actual Jefe del Estado pese a los momentos tan complejos por los que atraviesa España. No es ninguna buena señal, pienso, esa falta de confianza en las capacidades del mando como muy bien entiende Felipe de Borbón y Grecia en su calidad de militar de profesión. Y aquí se detecta, creo, otro fallo de información de calidad sobre el estado general de la Opinión Pública y como se percibe en la calle la Monarquía en su papel añadido de catalizadora hacia el Gobierno de turno de los principales anhelos sociales de gran parte de los españoles.
La neutralidad de la Corona está implícita en la Constitución pero le queda margen de maniobra hacia la no beligerancia que conlleva asumir el liderazgo en momentos tan excepcionales como los que estamos viviendo para evitar así un vacío espiritual de poder que impida una deriva como la ya experimentada en la I República española de 1873 en plena emancipación de nuestras colonias americanas, comenzando por Méjico y Argentina primero, y terminando con Filipinas, Cuba y Puerto Rico después, en el desastre nacional de 1898.
Mirar, pues, al pasado no tan idílico para no reconocer la quiebra del presente y hablar de cohesión nacional obviando su sustrato de cohesión social, concluye en un discurso agotado por muy oido desde los tiempos de Franco y suena a un patrioterismo cuartelero que no casa para nada con lo que se esperaba del paso del entonces Príncipe de Asturias por la prestigiosa universidad norteamericana de Georgetown, en Washington.
No se entiende, en consecuencia, que Felipe VI no reconozca en público el reto del cambio hasta decepcionar a la España más vigorosa aunque reciba el aplauso de la subvencionada y menos competitiva, acomodada por propio interés al actual estado de cosas, que vocifera a favor de una unidad y no por otra más justa por una mal entendida solidaridad nacional. Una oportunidad perdida, pues, de demostrar la utilidad de la Corona en semejante coyuntura si el discurso hubiese sido otro o no le hubiese sido impuesto desde La Moncloa, lo que tiene todos los visos.
Porque el Rey pareció apostar por una opción centralista al negar la actual realidad del Estado, donde coexisten varios sentimientos de españolidad, al cerrar el paso a una situación federal que pueda sintetizar la hoy innegable diversidad en una nueva organización política.
Si Felipe VI buscó una neutralidad formal pudo cosechar el efecto contrario creyendo así alinearse con la mayoría sin tener en cuenta que el cambio generacional afecta a todo el territorio y que quedar confinado en la España anterior alimenta la sensación, sino el convencimiento de los jóvenes, de irrelevancia práctica de la Monarquía como herramienta de salida de la situación hacia un futuro mucho más prometedor. 
¿Qué quería decir el monarca al hablar de pluralidad política pero no territorial; ser sensibles con el rigor, la rectitud y la integridad; cuáles son los intereses generales de España, los de quien; a qué compromiso ético, y de quién, se refería; qué es y cómo entiende él esa comunidad de afectos e intereses que mencionó? Basar un discurso en lugares comunes y muletillas innecesarias, para no decir nada en el fondo, y sin la más mínima alusión a la inaplazable reforma constitucional, no es desde luego defender de la mejor manera y prestigiar a su dinastía porque en lo que se va a desembocar, al final, es en un nuevo por inevitable proceso constituyente más pronto que tarde. 
Queda la duda de si, a partir de ahora, Felipe VI asume más democracia para resolver la crisis territorial apuntalando la tan cacareada unidad desde la diversidad, sensatez, prudencia y naturalidad en vez de disfrazarse de pompa y solemnidad, como otro error añadido más. Porque si, en vez de la unidad, la Monarquía simboliza la unicidad y queda reducida a un mal menor que sobrevive ante la desconfianza que suscita una república en manos de otros mangantes, ese riesgo de poder prescindir de ella en cualquier momento tampoco desaparece si deviene en irrelevante para el sentir del pueblo. Quizá ahí radique el miedo de la 'nomenklatura' a un referendum sobre la forma de Estado que, por otra parte, daría estabilidad por legitimidad a la Monarquía de resultar a su favor casi con toda seguridad de no seguir empeorando las cosas.
Desde Cataluña se le reprocha al Rey falta de sensibilidad con siete millones de catalanes por alejado de la ciudadanía desde una monarquía que entienden uninacional y unilingüistica y al que se le pide no ahogar los anhelos democráticos de una minoría que no puede imponerse.
Es de manual que la unidad de España que todos queremos no se asegura ignorando las pretensiones legítimas y democráticas de una parte significativa de españoles que no viven a gusto o cómodos en la actual construcción después de 37 años y plantean reformas para evitar mudarse. La incapacidad de la clase política para encauzar la situación no debe arrastrar nunca al Jefe del Estado ni obligarle a lanzar un bumeran contra esos nacionalistas minoritarios, que también son españoles, con el fin de arrojarles a las tinieblas para esconder el problema que no saben o no quieren resolver otros, hasta poner en un brete a Felipe VI.
Esta claro que el monarca se dejó, hasta aparecer como lo que nunca debe ser, y dar lugar a que se le reprochase dar lecciones de democracia sin haber sido elegido tras la desgranada retahila de obviedades y mitos, que ya no responden a realidad actual alguna, desde una sensación de aparente intransigencia por su parte, que conducía a destilar un mensaje negativo y pesimista sobre la suerte del Estado.
Las recientes elecciones generales las han ganado en su conjunto la izquierda y los nacionalistas, lo que presenta otra oportunidad para buscar un nuevo consenso en pos de la reforma constitucional desde el liderazgo que se le debe exigir a un monarca reinante por mucha inseguridad jurídica por inconcreción que rodee su sucesión y otros aspectos clave de su función arbitral y moderadora. 
Por eso el joven rey no apareció en televisión y radio como un líder y, por contra, sí como mensajero de terceros machacando sobre la unidad -¿contra quién?-, el interés general como vago concepto que no describió; sin menciones al papel disolvente de la corrupción y a sus principales víctimas: niños, mayores y los jóvenes, a quien se ha tratado de robar el futuro, y todo en un escenario, más de autoridad que el familiar propio de estas fechas, y como paralizado en torno al régimen del 78. Todo un paso atrás respecto al tampoco brillante mensaje de 2014 grabado aquella vez en su hogar de Zarzuela.
Un miembro del innegable cambio generacional escenificado en el 15M, como es el líder izquierdista Alberto Garzón, ha tenido que venir a resaltar la falta de conexión de Felipe VI con su pueblo y sus problemas cotidianos al hacer inaceptable esta Nochebuena el discurso de la derecha más antigua sobre una supuesta recuperación económica que casi nadie dice notar.
El Jefe del Estado no habló de reformas cuando muchos españoles lo esperaban ante la necesidad de deconstruir lo tornado en inútil para la mayoría para, a partir de ahí, construir una nuevo país en el que todos los pueblos de España estén dispuestos a vivir sin indecentes y sin indecencias. Tome nota don Felipe y lea estos días alguna de las suertes de sus antecesores en los siglos XIX y XX, y por qué, para cambiar de rumbo antes de que la dinámica histórica termine en un nuevo desastre por fragilidad.

(*) Periodista y profesor

viernes, diciembre 18, 2015

Pedagogía para la reflexión electoral / Francisco Poveda *

A menos de 48 horas de apertura de los colegios electorales en España todo indica que las fuerzas en concurrencia están casi todas muy igualadas, lo que supone en la práctica una potenciación de la proporcionalidad implícita en la Ley d'Hondt y la complicación de partida en el proceso de formar gobierno. Porque, por primera vez, vamos a ver una salida distinta a las conocidas hasta ahora desde la restauración democrática, por lo que se pondrá a prueba la capacidad del sistema para catalizar las voluntadades matizadas de todos los españoles y su traducción parlamentaria en un momento más que decisivo para un país todavía muy anclado en la crisis y con decisiones estratégicas pendientes de tomar para poder ahormar un proyecto y mantener su unidad dentro de los bloques internacionales a que pertenece.
Entre esas fuerzas concurrentes tenemos un Partido Popular (PP) que ahora promete hacer lo que ya prometió hace cuatro años y no ha sido capaz de cumplir. Además, ha devenido en una estructura corrupta generalizada y sin solución de continuidad, que ha terminado por destrozar la percepción de su imagen pública durante el liderazgo de Rajoy aunque anteriormente las prácticas fuesen parecidas. Al ser la corrupción el segundo problema expresado por los españoles en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se explica mejor la enorme bolsa de indecisos a pocas horas de los comicios y cabe interpretar que muchos de ellos deben ser votantes vergonzantes del PP en anteriores elecciones.
Paradójicamente el mejor banquillo para el manejo del aparato del Estado está en el PP aunque Rajoy ha preferido no echar mano de sus integrantes que por algo no han querido luego ir en sus listas ni participar en la campaña electoral que termina esta noche. En caso de un posible gobierno de coalición PP-Ciudadanos, ya sin Rajoy ni sus gentes, ese banquillo será pieza clave del acuerdo ante el absoluto desconocimiento de Albert Rivera y los suyos de lo que se llama 'engranajes del Estado' y, por otra parte, absolutamente ajenos al complejo burocrático de Madrid al provenir de Barcelona la mayoría. Incluso puede que el presidente sea finalmente una figura no parlamentaria de ese PP en la sombra aceptada por todos. Doble contra sencillo, llegado el caso.
Es una hipótesis más que probable que el mundo económico español, y otros mundos internos y externos, desean a Rajoy fuera de La Moncloa cuanto antes. Él y su actual equipo están descartados 'a priori' por cualquier potencial coaligado porque, propaganda interesada aparte, la recuperación económica efectiva y definitiva es una falacia que el propio De Guindos ha terminado por reconocer hace pocos días mientras es mucho más que evidente que España ha perdido cuota e influencia internacional, incluso dentro de la propia Unión Europea, donde nuestro peso real no se corresponde con nuestra magnitud.
Pero lo más relevante de todo es que el nivel de competencia del PP de Rajoy está por los suelos como evidencian algunas presencias en el Parlamento Europeo y algunas presidencias en comunidades autónomas. Porque este partido es hoy la antítesis de un proyecto político de excelencia por lo que no es nada de extrañar que, con carácter general, sus candidaturas para el 20D estén trufadas de indeseables y/o guiñoles con muy contadas excepciones, que también las hay gracias a algunas calidades personales en trance de extinción pero aún no extintas pese a la derrota tomada hacia el abismo en la reciente legislatura.
Sin abandonar el espectro del centro-derecha emerge, y no por casualidad, Ciudadanos, un partido hibernado en Cataluña desde hace una década tras surgir, dicen que por intervención en su día del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ante la nula operatividad del PP en el Parlamento catalán y para hacer frente al nacionalismo en progreso desde dentro del propio territorio. También se dice que su tardía activación ahora, tiene mucho que ver con las pretensiones del índice bursátil 'Ibex-35', que integran las principales empresas cotizadas españolas, de sustituir con una derecha nueva a la vieja derecha fundada por Manuel Fraga al observar el éxito del proceso de evolución generacional en la izquierda no socialista.
Pero hay que reconocer que este partido ha improvisado en su forzada expansión por todo el territorio nacional y muchas de sus candidaturas han terminado por ser infumables aunque sea una organización centralista desde Barcelona y la más populista de las que están ahora en presencia y emergencia. Logrado el objetivo de desalojar a Rajoy al frente de la derecha, y recompuesto el PP, es muy probable que casi desaparezca en las siguientes elecciones generales a celebrar antes de dos años ante su liderazgo endeble, incluso ya percibido por los electores de cara al próximo domingo.
Además, detrás de esa endeblez de Rivera se esconden asesores personales influyentes provenientes de otros partidos y verdaderos directores de la estrategia y voluntad de este muchacho de poca sustancia con el afán de gobernar en la sombra llegado el caso de una coalición para alcanzar La Moncloa en posición dominante, cosa hoy que no se ve a tenor de los últimos sondeos publicados en Andorra. Esos asesores no tan ocultos estarían más cerca del Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC) que del PP y sólo entienden una coalición con la vieja derecha si es para que el presidente del Gobierno de España sea el catalán Albert Rivera.
Por la izquierda, el histórico PSOE es hoy una organización bajo mínimos pero con un jóven líder, Pedro Sánchez, muy bien visto por la Corona y único homologado por el enigmático Club Bilderberg frente a los otros candidatos, dos matices que no se deben pasar por alto a la hora de reflexionar sobre el voto a emitir teniendo en cuenta, sin embargo, que las candidaturas socialistas presentadas son esta vez de tercera división en bastantes circunscripciones y que también alimentan la enorme bolsa de indecisos vergonzantes socialistas a estas alturas.
La pérdida de credibilidad y nivel son, pues, los peores enemigos en este momento para recibir votos aunque este partido sea el preferido de determinadas instituciones del Estado a pesar de la corrupción, también estructural, que arrastra en Andalucía. Pero Sánchez es una clara pieza del sistema y, pese a su edad y poca experiencia política sólamente municipal, eso no es insuficiente para contender con un muy desgastado Rajoy, hasta decirle en un debate público lo que millones de españoles piensan. Eso podría haber significado un relanzamiento de sus posibilidades para frenar a otras opciones de izquierda -entre utópicas e inexpertas-, lo que no parece ser el caso a tenor de los últimos sondeos trancendidos.
Pero, en cualquier caso, debe quedar claro que un Gobierno sin el PP no puede prescindir del PSOE por muy magros resultados que coseche el próximo domingo, lo que no parece una tendencia fatal tras el rumbo tomado por la campaña electoral en su recta final. El próximo ejecutivo de la nación o lo encabeza una figura impóluta del PP o Pedro Sánchez, tal como desea la Unión Europea para conjurar otra experiencia como la griega de Syriza, si bien parece que la Comisión Europea y la mayoría de centro-derecha en el Parlamento de Estrasburgo prefiere antes que nada lo homónimo para alejar las exigencias de Podemos respecto a la OTAN y algunas negociaciones comunitarias estratégicas hoy en marcha. Si la coalición fuese inevitable, el ministro de Defensa a consensuar parece que será el general José Julio Rodríguez, sin descatar a Carme Chacón como vicepresidenta junto a Iglesias en otra vicepresidencia.
Y aquí llegamos a Podemos, la única fuerza que, además, de emergente sigue emergiendo en todos los sondeos publicados y los conocidos más tarde por difundidos en el extranjero. Porque parece estar en un 'efecto rebote' tras bajar en intención de voto como consecuencia de tantas contradicciones programáticas ante las cámaras de la televisión. El electorado, como es también el caso de Rivera, tiene más que bien medido a Pablo Iglesias y descubierto lo limitado de sus tres principales universos vitales (Vallecas, Zamora y el bar de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense en el campus Somosaguas), no obstante lo cual si le vota es, en muy gran medida, en plan castigo a terceros y no porque este otro muchacho convenza, cada vez, más. 
Porque Podemos es una organización que será sometida a grandes cambios en el futuro si antes de las siguientes elecciones generales no sucumbe por el viejo centralismo democrático que le caracteriza e impone la actual dirección neochavista y caudillista.
Expresión política única, pero no mayoritaria, del 15-M, no parece haber sabido digerir del todo hasta la fecha ese espíritu aunque puede hacerlo más adelante si el propio proceso interno decanta un nuevo rumbo apoyado sobre procedimientos mucho más democráticos y alejados de prácticas comunistas hace tiempo descartadas como opción por sociedades materialmente tan avanzadas como la española.
El proceso de confección de las listas electorales de Podemos, a imitación de como las hacía el viejo PCE, no va a proporcionar nuevos líderes frente a Iglesias-Errejón pero el elemento humano que va conformando la organización es de calidad y terminará por darle la vuelta a este estado inicial de cosas o generar otro proyecto paralelo que anule el actual vista la dinámica observada en los actos de campaña y lo sucedido a Podemos en Cataluña.
En cuanto a Unidad Popular-IU-V, la marca del PCE para concurrir a estas elecciones, tiene el mejor candidato, junto a la ya imposible UPyD, y el más utópico de todos. Puede dar una sorpresa al final y no entrar en solitario en el Congreso de los Diputados aunque, visto lo visto, la Ley d'Hondt lo va a castigar al situarse a mucha distancia de los demás tan igualados. Si logra unos cuantos escaños, resultará vital para el apoyo parlamentario a un hipotético Gobierno de centro-izquierda. De fracasar, acabará en Podemos (o lo que de ella resulte) con toda la gente jóven que ha integrado diversas candidaturas de progreso para medirse con las de los amigos personales de Pablo Iglesias por la negativa de éste a una coalición preelectoral de izquierdas.

(*) Periodista y profesor

jueves, abril 23, 2015

La función, responsabilidades y necesidad social de las empresas / Ángel Tomás *


La crisis iniciada en el último trimestre del 2007, prolongada durante más de siete años, ha provocado la desaparición de un elevado número de empresas, con el consiguiente incremento del desempleo. Si bien el origen del desequilibrio económico generalizado se inició con el fracaso de las corrientes financieras internacionales especulativas y sin control, no debemos ocultar que también existieron empresas con malas prácticas, nacidas en unos mercados con exceso de optimismo, desprecio al riesgo y un crédito fácil y mal administrado. Debemos, por ello, estudiar el perfil del actual colectivo empresarial y la del propio empresario español, su protagonismo en el desarrollo económico  y su legitimidad indiscutible.

Las actividades de los empresarios son imprescindibles, pero su creatividad y desarrollo, habrán de ser correctos, eficaces, competitivos y creadores de riqueza y puestos de trabajo. El éxito sólo se consigue con dedicación, trabajo, mantenimiento de la calidad, la investigación y la innovación; éstas últimas  aún lejanas de las practicadas en las naciones de nuestro entorno.

En España el colectivo empresarial supera ligeramente los tres millones, de los que el 53% no tenía asalariados, el 28% entre uno y tres, el 15% hasta 20, y sólo el 4% de las empresas trabaja con más de veinte. Por otro lado la supervivencia de las empresas es muy baja, ya que sólo el 14% supera los 20 años de vida, concentrándose la desaparición en la industria y la construcción, y el aumento de su peso en las de servicios. Los emprendedores, comprendidos entre los 25 y 39 años, en buena parte proceden del desempleo facilitando su actividad desde las tendencias del consumidor, y los obstáculos: ciertas políticas gubernamentales, el difícil acceso a la financiación, la elevada presión fiscal, y las lentas y complicadas trabas burocráticas.

Según el Instituto de Análisis Económico y Social, en base de los estudios llevados a cabo hasta el 2010, el peso de los empresarios de origen familiar alcanza el 65%, y destaca una tendencia creciente y sostenida a la entrada de la mujer en el colectivo emprendedor, pasando en un sólo quinquenio del 8,5% al 22%. Las motivaciones se relacionan con la calidad de vida, la autorrealización, la búsqueda de mayores ingresos y su contribución a la sociedad.

La justificación y el interés popular sobre la aparición de nuevas empresas se basa, por una parte, por la posesión de atributos especiales y el afán creativo, y por otra: la continuidad familiar, las características de los sectores sociales y a los valores personales necesarios para el ejercicio profesional de la innovación empresarial, apoyada en una formación técnica y científica, imprescindible hoy día.

Pero el interés del empresario por la responsabilidad social se despertó a partir de los años ochenta del siglo pasado, con las directrices marcadas por la OCDE, los principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, las normas ISO 26OOO sobre responsabilidad social, y los Acuerdos de la Comisión Europea sobre la responsabilidad social de las empresas del 2001, así como los principios establecidos por la Global Reporting Iniciative (GRI) que obligan a informes anuales sobre el grado de cumplimiento de las empresas en el mismo sentido. 

Todo ello, ha caracterizado, en general, la espontaneidad de las empresas en adoptar y aplicar políticas sociales junto a la voluntariedad  de información sobre  estas políticas. A mayor abundamiento, el pasado 15 de abril de 2014, el Parlamento Europeo ha aprobado una Directiva sobre la divulgación de la información no financiera, que obliga a las empresas de más de 500 trabajadores y un volumen de venta superior a cuarenta millones de euros a informar sobre impactos sociales, medioambientales y medidas contra la corrupción.

Los valores y gestión de los empresarios, junto a la valoración que hacen los ciudadanos, han de reunir las condiciones necesarias para conseguir la justa legitimidad de aquellos, imprescindible tanto para la sociedad como, en gran medida, responsables del éxito económico de un país. Es necesaria la confianza empresa-sociedad-Estado, y esto es tarea de todos.

Para que los ciudadanos sientan interés por el emprendimiento, hace falta también, un modelo educativo que genere iniciativa e inclinación hacia la creatividad. El Estado es corresponsable de que esto se cumpla en interés de todos, y que regule un mejor sistema de costes y simplificación de administración para el inicio de la actividad.

La empresa española debe evolucionar hacia un crecimiento más sostenido, ya que pocas de ellas consiguen su consolidación a largo plazo, e incluir una organización interna menos jerarquizada, más flexible y más participativa, sin olvidar  el aumento de fondos propios, capaz de disminuir riesgos y revalorizar sus balances.

La empresa crea valores compartidos que deben satisfacer al conjunto de la sociedad, producir bienes y servicios en un mercado competitivo, cuidar de su reputación, informar con transparencia y cumplir con sus obligaciones para con terceros. Este es el único camino inteligente para mejorar la legitimación del empresario y la responsabilidad colectiva.

(*) Economista y empresario

viernes, octubre 10, 2014

El Gobierno aprueba el Reglamento de Ley de Costas



MADRID.- El Consejo de Ministros ha acordado el Real Decreto por el que se aprueba el Reglamento General de la Ley de Costas con el fin de garantizar la protección ambiental del litoral, la seguridad jurídica de los titulares de derechos en la costa y el desarrollo en condiciones de sosteniblidad de las actividades económicas en la zona, según ha detallado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Saénz de Santamaría ha destacado que, para la elaboración del texto, se ha contado con participación de ciudadanos, ONG, empresas, CCAA y ayuntamientos, además de incorporar las recomendaciones del Defensor del Pueblo, haber sido sometido al Consejo Asesor del Medio Ambiente y contar con el dictamen favorable del Consejo de Estado.
Entre otras novedades, el Reglamento introduce cambios en la tramitación de los procedimientos de deslinde, con el fin de sea obligatorio su registro y la adecuada coordinación entre Costas, Registro de la Propiedad y Catastros para lograr la seguridad jurídica con la que han de contar los interesados a la hora de conocer si los bienes forman parte del dominio público marítimo terrestre, y evitar que se pueda comprar una vivienda u otros bienes en la costa y descubrir después que no le pertenecen porque son de uso público.
Respecto a la prohibición de edificar en la costa, destaca la prohibición de nuevas edificaciones y construcciones en la costa así como de las obras que supongan cualquier aumento de volumen, altura o superficie de las edificaciones existentes y la exigencia de eficiencia energética y de ahorro de agua en las obras que se autoricen en los edificios en la costa. Además, el Reglamento exige un informe ambiental autonómico para autorizar la prórroga de concesiones de actividades potencialmente contaminantes que recoge la Ley.
El texto también contempla la máxima protección de los tramos naturales de las playas y diferencia entre los tramos urbanos y naturales de las playas. El Reglamento desarrolla esta diferenciación legal y concreta el régimen de ocupación y de uso de ambos tramos, restringiendo las ocupaciones en los tramos naturales de las playas, mientras que en los urbanos se garantiza una adecuada prestación de servicios siempre que sea compatible con su uso común.
Además, la norma garantiza el uso público de las playas, de cualquier clase, por todos los ciudadanos y, en cuanto a los eventos en las playas, concreta los requisitos, límites y condiciones en los que son posibles, garantizando su conservación y entendiendo que esas ocupaciones se restringen a los tramos urbanos.
En el capítulo de concesiones, destaca el plazo máximo por el que pueden ser otorgadas, dentro del límite de 75 años establecido en la Ley 2/2013, de 29 de mayo, y se regulan tres supuestos distintos con máximos de 75, 50 y 30 años. Para la determinación de los plazos se recogen los criterios a tener en cuenta como la adecuación al medio de la instalación, el grado de interés que represente para el dominio público marítimo-terrestre o sus usuarios, su ubicación en ribera del mar o fuera de la misma y el contenido del estudio económicofinanciero o, en su defecto, el volumen de la inversión a amortizar.
Se abre la posibilidad de prorrogar estas concesiones por un plazo de hasta 75 años (en el caso de las autorizaciones de hasta cuatro años), con el requisito de que se acredite su sostenibilidad ambiental y se permite la transmisión de los derechos de las concesiones, previa autorización. Al respecto, se recoge la posibilidad de trasmitir las concesiones 'inter vivos', siempre que la Administración reconozca el cumplimiento por parte del adquiriente de las condiciones establecidas en la concesión.
La Ley de Costas prevé que puede facilitar la generación de cerca de 150.000 empleos directos y unos 2.000 millones de euros relacionados con la actividad económica en la costa. En este sentido, Medio Ambiente indica que la clarificación sobre los criterios para el establecimiento de actividades en la costa que establece el Reglamento puede asegurar la situación a unos 1.000 hoteles ya existentes de forma legal, que ahora podrán prolongar los negocios y hacer reformas para modernizarse y ganar calidad.
Asimismo, asegura que se ordena definitivamente la situación de unos 3.000 chiringuitos y da seguridad jurídica a 13.000 viviendas que se construyeron en su día legalmente en las costas españolas, que podrán prorrogar sus concesiones, entre otros avances.
El documento también recoge las previsiones de la Ley de 2013 respecto a los efectos del Cambio Climático en el litoral. En este sentido, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente señala que está elaborando una Estrategia para la Adaptación de la costa al Cambio Climático que en la actualidad está en fase de evaluación ambiental estratégica y que se presentará antes del fin de la legislatura, en coordinación con las CCAA.