Resulta que este invierno la
vacuna de la gripe o influenza no llevaba la cepa que ha atacado a la
población a nivel de epidemia. Lógico, si la hubiera llevado,
habría arruinado un negocio de fármacos antigripales y
anticatarrales que mueve mucho dinero, aparte de lo discutibles
que son todas las vacunas por su contenido en mercurio, aluminio y
formaldehido.
Yo
no me la pongo, y nunca me enfermo de gripe, porque cada vez que me
la inyectaban cogía un resfriado. Una vacuna elaborada un año puede
no ser eficaz al siguiente, debido a las frecuentes y rápidas
mutaciones que sufre el virus, y a la dominancia variable de las
diferentes cepas.
No
minimicemos la importancia de la influenza, porque la
llamada gripe ‘española’ de 1.918 estuvo a punto
de acabar con toda la Humanidad. Esta
pandemia ha sido descrita como el mayor holocausto médico
de la historia, y causó al
menos tantos muertos como la peste negra, ya que en sólo
un año mató entre veinte y cuarenta millones de personas.
España fue uno de los países más afectados, con cerca de ocho
millones de personas infectadas en mayo de 1.918 y alrededor de
300.000 muertes. A diferencia de otras epidemias de gripe, que
afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas
fueron jóvenes y adultos saludables, y animales, entre ellos perros
y gatos.
Pero
esta gripe no fue española sino francesa, ya que los primeros
casos se registraron en Francia, de donde pasó la gripe a España,
un país neutral en la guerra, que no censuró la publicación de los
informes sobre la enfermedad y sus consecuencias. De ahí que, pese a
ser un problema internacional, se le diera este nombre por parecer en
las informaciones de la época que era el único país afectado.
Vemos
la tele inundada de anuncios de fármacos antigripales supuestamente
milagrosos pero es un gran engaño porque ninguno cura realmente,
sino que alivia las molestias. Básicamente contienen un
analgésico que puede ser paracetamol o ibuprofeno, que son tóxicos
para la salud, un antihistamínico para las molestias nasales, un
antitusígeno para aliviar la tos, un descongestivo para desatascar
las mucosas y un expectorante para expulsar la flema.
El
antigripal más eficaz que conozco es el que fabrica la farmacia
militar de España, pero no se permite su venta al público
porque contiene anfetaminas que despejan la cabeza para que el
soldado pueda seguir siendo eficaz en su trabajo.
El
tratamiento de la gripe es sólo sintomático y en los casos
graves y hospitalarios es sólo de mantenimiento de constantes, pues
los fármacos antivirales tienen una eficacia muy limitada y no
carecen de toxicidad. Los antibióticos sólo son útiles si hay
infección bacteriana asociada. El pronóstico es bueno, con
recuperación parcial a la semana y total a los quince días, siendo,
en las epidemias habituales, consecuencia de la patología o del
deficiente estado inmunitario, previos a la infección gripal.
Pero
la gente olvida que la naturaleza contiene una gran
cantidad de remedios maravillosos para la gripe y el resfriado que
carecen de efectos secundarios. Por ejemplo, pocos saben que la
Aspirina no la inventó el señor Bayer, ya que el ácido acetil
salicílico se encuentra en la corteza del sauce.
Dicho ácido,
presente en las hojas y corteza del sauce (Salix), ha sido utilizado
por la Humanidad desde hace por lo menos 2.400 años. También existe
un antibiótico natural producido por las abejas llamado propóleo,
y para reforzar las defensas se halla el extracto de una bella
flor parecida a la margarita llamada equinácea. Del mismo
modo existe un antihistamínico natural que es el extracto de
ortiga verde.
Esta
información de remedios naturales se oculta al público para no
estropear el negocio de la industria farmacéutica lleno de
productos químicos muy peligrosos para la salud. A esta industria no
le interesa que la gente se cure ni que se muera, para no perder
clientes, sino que se conviertan en enfermos crónicos que
consuman muchas medicinas aunque acaben intoxicados.
Tampoco
le interesa la medicina preventiva porque acaba con el negocio.
Por ejemplo, la naranja es el remedio más potente que existe para
prevenir y curar todo tipo de gripes y resfriados. Para evitarlo
nos venden zumos de naranja desnaturalizados, procedentes de Brasil,
que son muy cómodos de servir pero no tienen ningún efecto
preventivo ni curativo.
Otro
ejemplo de conspiración farmacéutica es la vitamina C, que se puede
tomar en grandes dosis porque no se acumula en el hígado como otras
vitaminas y se expulsa por la orina en un par de horas. Se ha
demostrado que grandes dosis de vitamina C por vía intravenosa
han curado cánceres incurables, pero lo han tapado rápidamente
para no estropear el negocio de la quimioterapia, cuya toxicidad mata
más gente que el propio cáncer.
Otra
vitamina anticancerígena que se oculta es la B-17, que está
presente en las pepitas de albaricoques y en las almendras amargas.
Contienen un poco de cianuro, basado en el principio hipocrático de
que lo que mata también puede curar en pequeñas dosis.
Se
sabe que la gente no muere de cáncer en Israel, porque sus
hospitales tienen tratamientos naturales secretos que lo curan, pero
esto no lo difunden porque la mayor parte de la
industria farmacéutica está en manos de sionistas y no
quieren perder dinero, aunque sea a costa de la vida de mucha gente.
Lo que digo siempre: este mundo es muy perverso, corrompido
y desviado de lo justo.
(*) Periodista
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