miércoles, abril 18, 2018

¿Qué hacer cuando te jubilas? / Guillermo Herrera *

Hay gente que se muere cuando se jubila porque se queda tan descolocada que pierde su propósito de vida, y cuando uno no sabe qué hacer en este mundo simplemente se marcha, abandona su cuerpo físico.
La revista ‘Forbes’ informó que la gente más longeva del mundo son los japoneses que habitan al sur de la isla de Okinawa porque practican un método ancestral llamado ‘ikigai’ que consiste en indagar constantemente cuál es el propósito de cada persona en cada momento de su vida, y seguirlo. Esto los vuelve muy felices y saludables, porque cada uno sabe lo que tiene que hacer realmente, desde lo más profundo de su alma.
La cosa no es tan sencilla como parece porque a veces hay que conciliar el propósito de vida con el mercado laboral para ganarse el sustento, y no siempre se logra conciliar bien. Pero cuando te jubilas, la ventaja que tienes, es que puedes hacer lo que te dé la gana teóricamente, porque a veces hay obligaciones familiares como atender a los padres mayores con salud delicada o a los jóvenes de la familia que sufren la crisis económica.
Pero aún así puede quedar tiempo libre para dedicarlo a hacer realmente lo que deseas, a cultivar tu pasión si logras encontrarla. La curiosidad insaciable, el interés por aprender, el deseo de realizar alguna obra, nos da fuerza para vivir una vida divertida e interesante. Algunos no lo consiguen y se quedan amuermados como vegetales sentados en un sofá y viendo telebasura. Pero este estilo de vida conduce directamente al cementerio.
Para encontrar sabor a la vida hay que buscar su sentido. No basta con leer un libro de autoayuda que te dé soluciones prefabricadas. Hay que sentirlo desde lo más profundo del ser, como se siente el amor o el odio. Baste con saber que cada ser humano ha venido a este mundo con un propósito distinto y con unos dones o habilidades diferentes. Por eso no podemos copiarnos unos de otros, porque cada uno es único y original en el universo.
Nos hemos pasado la vida haciendo lo que nos decían otras personas: la famila, los profesores, los curas, los jefes, los políticos, la televisión... (yo los llamo “la mafia del alma”) pero raras veces hemos tenido la oportunidad de hacer lo que deseábamos realmente. Ahora que estamos jubilados tenemos la oportunidad de hacer lo que queremos, y mandar a la porra a todos los que nos han manipulado.
La cuestión es descubrirse a uno mismo y aprender a ser uno mismo para ser lo más libre que se pueda. Es todo un trabajo que requiere empeño y amor para obtener resultados. El premio es la felicidad, la paz y la armonía con la naturaleza.
A veces olvidamos que el ser humano fue creado originalmente para cuidar de los animales y de la naturaleza, y honrar a su Creador y a sus semejantes. Pero nos perdemos cuando maltratamos a personas, animales y naturaleza y nos olvidamos de nuestro Padre Creador. Esto debería ser algo común a todos nosotros, aunque cada uno tenga una vocación diferente.
Yo sólo puedo decir que me siento de maravilla cuando hago lo correcto y que me siento mal cuando me equivoco, pero trato de tomarlo como una lección valiosa en lugar de atormentarme. Es muy común que nos atormentemos por los errores cometidos en el pasado, pero hay que aprender a perdonarse uno mismo y agradecer a la vida la oportunidad que nos ha dado de aprender de nuestros errores y volvernos más sabios. Unas veces acertamos y otras veces aprendemos, pero nunca es tiempo perdido.
Lo más difícil es perdonar a nuestros enemigos y agradecer todo lo que nos han enseñado, porque un enemigo enseña más que un amigo. Si nos damos cuenta del daño que también hemos podido hacer a otros seres seríamos menos severos con los que nos han dañado. Pero todo eso ha pasado y ya no existe. Por lo tanto lo importante es aprender a vivir el presente lo mejor posible.
Este decreto de Saint Germain me enseñó a borrar el pasado: “Yo soy la magna llama violeta consumidora que ahora y para siempre disuelve todo error pasado, su causa, su núcleo, y toda creación innecesaria de la cual sea responsable mi ser externo.”



(*) Periodista

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