martes, junio 07, 2022

Por qué Holanda no quiere oír ni hablar de una Ucrania dentro de la UE

 


ÁMSTERDAM.- “Hace ocho años, los políticos holandeses dijeron que no podían apoyar la integración de Ucrania en la UE porque la opinión pública estaba en contra. Pero ahora los holandeses apoyan a Ucrania. ¿Deberían los políticos seguir a la gente o debería el pueblo seguir a los políticos?”, se pregunta el digital español El Confidencial.  

Dmytro Kuleba, el titular de Exteriores ucraniano, ve un cambio no demostrado en la posición de los holandeses, pero el Gobierno de Mark Rutte no lo cree así. Su postura es clara: no habrá adhesión exprés para Kiev en la UE, ni tampoco cree que sea lo que necesiten ahora los ucranianos en plena guerra contra Rusia. Zelenski envió a Bruselas la solicitud de ingreso en marzo, y este junio la UE debe “procesarla” con sus miembros. 

En 2014 estalló un intenso debate en Holanda sobre la apertura de puertas a la eventual adhesión de Ucrania a la Unión Europea como resultado de un acuerdo de asociación alcanzado entonces entre Kiev y Bruselas. Holanda retrasó hasta 2017 la entrada en vigor de ese tratado, el único país que tardó años en ratificarlo porque necesitaba el aprobado del Congreso. 

La UE y Ucrania habían acordado intensificar su cooperación política y económica en ese documento, pero los opositores lo veían más como un presagio o una tentativa de adhesión de Kiev a la UE. Como reacción, los holandeses recogieron firmas y pidieron un referéndum que, sin ser vinculante, sacaría los colores al equipo de Rutte.  

El plebiscito se celebró en 2016, con un resultado aplastante. El 64% de los holandeses rechazó el tratado. A pesar de que el Congreso había respaldado ya el acuerdo, tuvo que reconsiderar su opinión como resultado del referéndum consultivo. Al final, y después de días de debates, los diputados votaron por mayoría a favor de obligar a Bruselas a agregar una declaración al tratado que pudiera dejar tranquilos a los ciudadanos. 

Ese 'papel' adicional establecía, entre varias cosas, que el tratado no era ni de lejos un trampolín para la adhesión a la UE y que tampoco podía derivarse del mismo algún tipo de derecho con respecto a la cooperación o asistencia militar a Ucrania en un futuro. Es decir, la UE no tiene que aportar garantías colectivas de seguridad a este país europeo si se ve en pleno conflicto con Rusia

Eso dijeron los holandeses en 2016, aunque hoy estén haciendo (casi) lo contrario. Y Kuleba ve un cambio de posición. "Hace ocho años estuve en los Países Bajos y seguí el referéndum. Si comparo la actitud de los holandeses entonces con la de ahora, veo que ha cambiado por completo. Los holandeses ahora entienden mejor a Ucrania". 

Y eso no se limita a Holanda, sino a toda Europa, dice. "Hace tres meses, nos hubiéramos reído si alguien nos hubiera dicho que Suecia y Finlandia iban a ingresar en la OTAN. Europa debe reunir a todos los que comparten los valores europeos y así hacerse más fuerte en la lucha global. Y Ucrania es el único lugar de Europa donde la gente muere defendiendo esos valores, unos valores que Holanda también comparte". Y eso exige un cambio de actitud, dice Kuleba.  

Le ha trasladado todo esto a su colega holandés Wopke Hoekstra, un hueso duro de roer. Le ha dicho entender que Ucrania no puede convertirse directamente en miembro de la UE de la noche a la mañana, pero sí es importante que tenga el estatus de 'candidato a miembro'. 

Esta etiqueta supone que la solicitud ucraniana a adherirse a la UE ha sido aprobada por todos los países europeos, pero que no se hará efectiva hasta que Kiev haga cambios en diferentes materias para unirse de forma definitiva al bloque de la UE. Este estatus es similar al que tienen ahora Turquía, Macedonia del Norte, Albania, Serbia o Montenegro. “Yo creo que en la democracia los políticos deben seguir al pueblo”, dice Kuleba.

De momento, estas son palabras bonitas que no convencen al liberal Rutte. Fue el segundo jefe de un Gobierno extranjero que se dirigió al Congreso ucraniano desde que empezó la guerra y, aunque el discurso terminó con una ovación de pie de los diputados ucranianos, algunos parlamentarios están más bien decepcionados porque Rutte ignoró completamente el debate que involucra a Holanda sobre esa candidatura a adhesión. 

"Es importante que aprovechemos todas las oportunidades para avanzar en la cooperación. Necesitamos trabajar en la recuperación y reconstrucción para que acerque Ucrania a la UE", les explicó Rutte. 

La diputada ucraniana Yevhenya Kravchuk ha sido de las más duras en sus críticas. "Es crucial que nuestro país se convierta en miembro de pleno derecho de la UE. Estamos defendiendo los valores europeos, hemos escrito nuestra solicitud con nuestra propia sangre. Si estos valores significan algo para los holandeses, entonces esperamos su apoyo", reaccionó en el canal público holandés. 

Pero Rutte insiste en que lo importante ahora es centrarse en el apoyo militar y humanitario a los soldados y los civiles ucranianos que están en medio de esta guerra contra Rusia, y que no es el momento de hablar de adhesiones. Francia tampoco está por la labor de admitir nuevos Estados miembros en la UE con un sistema exprés.

A Rutte le respaldan partidos de centro derecha en Holanda, como el CDA, que cree que “hay que manejar este tema con cuidado” y señala con el dedo a Polonia y Hungría, que “comienzan a causar estragos” y “dificultades en la UE” por su visión del Estado de derecho. El partido del primer ministro, VVD, recuerda que “Ucrania es parte de la familia… Pero necesitamos buscar formas de ayudarla a reformarse y avanzar hacia la UE”.

 Pero más a la izquierda, el progresista D66 y el socialdemócrata PvdA creen que Ucrania sí debería tener ese estatus de candidato a miembro, incluso si luego pasan décadas antes de que se pueda convertir en miembro. Serbia ha sido candidato a miembro durante 10 años, y Turquía logró ese estatus en 1999. “Es un paso simbólico. Si alguna vez se implementan esas reformas, estaremos listos para darle a Ucrania la bienvenida a la familia europea”, dicen en PvdA. 

A pesar de esta postura tan engorrosa por parte de Holanda, lo cierto es que Rutte y su gente se han movilizado desde el primer día para enviar la ayuda militar, económica y humanitaria que haga falta hacia Ucrania. Desde armas ligeras a pesadas, pasando por camiones de bomberos con materiales y equipos de extinción de incendios o camiones cargados de alimentos, ropa, medicamentos, productos de higiene y mantas. Algunos financiados con impuestos de los holandeses, otros con donaciones ciudadanas. Los artículos militares enviados a Ucrania superan los 100 millones de euros y el Ministerio de Defensa ya no tiene equipos que mandar, así que se está planteando comprar más recursos militares para enviar a los ucranianos, porque Kiev ya lo ha pedido.

Pero de momento no se prevén cambios de opinión sobre su adhesión al bloque europeo. Los resultados del referéndum de 2016 se siguen viendo como vigentes y ese plebiscito ya causó suficientes estragos a Mark Rutte como para volver a pasar por lo mismo. Además, ese referéndum se celebró en medio del luto y el dolor por el desastre humanitario del MH17, el avión que se estrelló en Ucrania en el marco de la guerra en el Dombás. 

Pero Zelenski se pregunta ahora si es que Holanda cree que no hay sitio para Ucrania en la UE. O si es que da la razón al ex primer ministro de Rusia Dmitri Medvédev, que opinó en 2016 que los resultados del referéndum eran “un indicio de las actitudes europeas hacia el sistema político ucraniano”. ¿Se percibe a Ucrania más cerca de Rusia que de la UE, o es que la UE no está ahora para más miembros polémicos? Quizás Holanda lo aclare este mes en Bruselas.

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